Una nueva medida adoptada por el Banco Central podría impactar duro en las casas de cambio. Se precisó que las entidades tienen tiempo hasta el 31 de diciembre para adecuarse a las exigencias de capitales mínimos, que se cuadruplicaron.

Así, desde 2016 ninguna podrá funcionar con un nivel inferior a los $ 12 millones y en el caso de las agencias de cambio, ese monto se elevó a los $ 6 millones.

Concretamente, la normativa fue dispuesta por la entidad que preside Alejandro Vanoli, a través de la Comunicación «A» 5.806. Allí se estipulan los nuevos requerimientos y los pasos a seguir en el caso de que alguna entidad no quiera o no pueda adecuarse. Una vez vencido el plazo, el BCRA suspenderá automáticamente a la institución durante 60 días y en caso de que no se produzca la adecuación en ese período comenzará el procedimiento para su liquidación definitiva.

Desde el sector reconocieron que la nueva exigencia de capital es razonable, teniendo en cuenta que la última adecuación data de 2002. Pero criticaron la decisión porque no había sido consultada previamente, pero sobre todo por el «timing» elegido a raíz de las restricciones cambiarias que rigen desde 2011.

En este sentido, las casas y agencias de cambio estuvieron entre las principales «víctimas» del cepo cambiario. Al restringirse las operaciones de compra y venta de divisas, el sector se quedó sin la posibilidad de operar con normalidad. Esto llevó a que muchas entidades decidieran cerrar sus puertas. Otras fueron suspendidas por el propio BCRA al detectar que se ocupaban de tareas que no eran propias o por transacciones que fueron denunciadas por violar la ley cambiaria.

El golpe que esto implicó queda evidenciado en que de las 42 casas de cambio que había hasta 2011 quedaron ahora 27, una reducción de más del 35% en poco más de tres años. Pero hay algunas entidades que ya estaban al borde del cierre por el reducido nivel de actividad y los férreos controles por parte de la autoridad monetaria.

La diferencia entre las casas y agencias de cambio es que las primeras están autorizadas a operar con bancos corresponsales en el exterior, mientras que las segundas no. En ambos casos el ámbito en el que se pueden desempeñar quedó muy acotado. Así, pueden operar, por ejemplo, con dólar «ahorro» pero la mayoría de la gente termina el trámite a través de su propio banco.

Además, ambos tipos de entidades pueden operar también con el cambio de divisas para turismo. Sin embargo, reconocen que la mayoría de los turistas que llegan al país terminan cambiando sus divisas en la calle a un tipo de cambio cercano al «blue». Es mínima la cantidad que decide concurrir a una casa de cambio para modificar al tipo de cambio oficial, ya que la diferencia puede costarle cerca de un 70%, es decir la actual brecha.

Así la serie de limitaciones para operar con moneda extranjera hicieron que la actividad de las casas de cambio, que había crecido fuerte en los años previos, cayera abruptamente hasta niveles mínimos y, según las estadísticas del BCRA, el segmento mueve apenas el 1% de todo lo que se opera en el mercado cambiario