Valen un euro, pero no cuestan un euro. Cosas del mercado…

La moneda de un céntimo vale 1 céntimo y la moneda de un euro vale un euro. Y así con todas. ¿O no?

Porque una cosa es el valor que representa la moneda (valor facial) y otra muy distinta el coste de fabricarla, que varía según el país en el que se haga .

Como media, la UE considera que fabricar una moneda de euro cuesta alrededor de 4,5 céntimos. En el caso de las de dos euros, el precio ronda los 5,2 céntimos.

Con estas cifras no hay problema, porque la relación entre la fabricación del producto y el precio final (es obvio que una moneda de un euro vale un euro) es razonable desde un punto de vista empresarial.

El problema está en las monedas más pequeñas. Según el Ministerio de Economía, fabricar un céntimo cuesta más o menos 1,5 céntimos, más que el valor facial de esa moneda. Y en el caso de las dos céntimos, el precio de fabricación se acerca al valor de la propia moneda. Por eso, desde hace tiempo la UE debate la eliminación de estas piezas.

Aunque no se ha tomado una decisión, Bruselas calcula que desde la entrada en vigor del euro se han perdido unos 1.400 millones de euros en la fabricación de estas pequeñas monedas. Una buena razón para olvidarnos de la calderilla…