Según el BCRA hay más de u$s 8.000 millones ociosos en argendólares que podrían sustituir la toma de fondos externos de empresas locales. Complica que la mayoría está depositado en cajas de ahorro.
Entre el ímpetu inicial tras el cambio de Gobierno, y el impacto del blanqueo los depósitos privados en dólares alcanzaron niveles no vistos desde el fin de la convertibilidad. Ya a mediados del año pasado habían recuperado niveles pre-cepo (2011), y ahora rondan los u$s23.000 millones. Claro que el stock total de depósitos en dólares del sistema se eleva por encima de los u$s31.700 millones al contemplar las colocaciones del sector público.

Por un lado los ahorristas manifestaron su confianza y esperanza en el nuevo Gobierno a través de nuevas colocaciones desde comienzos del año pasado cuando en enero el stock promedio mensual de los argendólares creció casi u$s1.660 millones. Luego el crecimiento mensual se atemperó y recuperó dinamismo a partir de julio (aumentaron u$s350 millones promedio mensual). Pero definitivamente, de la mano del blanqueo, las colocaciones privadas en dólares comenzaron a crecer desde octubre a niveles no vistos desde enero 2016. Entre octubre y diciembre del año pasado los argendólares registraron un incremento en términos absolutos de u$s8.500 millones. En lo que va de 2017 estas colocaciones aumentaron casi u$s500 millones punta a punta (pero el promedio de los saldos mensuales lo hizo a razón de u$s1.134 millones en enero y en febrero (con datos al 22) unos u$s173 millones.

Cabe tener en cuenta que estas colocaciones obtienen en la plaza financiera local rendimientos del 0,4% anual promedio (por depósitos de hasta u$s100.000) y del 0,7% si superan el millón de dólares. De modo que el costo de fondeo de los bancos es casi irrelevante. Desde el punto de vista del pequeño inversor, esta opción de ahorro, resulta más un sustituto de contratar una caja de seguridad evitando así mayores costos y los riesgos de un potencial robo.

Pero ahora, como vienen advirtiendo desde el Banco Central, el stock de argendólares ociosos es importante, y debería encontrar correlato en las necesidades de financiamiento de las empresas argentinas que salen al mercado de capitales internacional afrontando costos de entre 4 y 7% anual promedio por fondos frescos.

Los bancos no sólo tienen la materia prima para canalizar esta capacidad prestable en la demanda de empresas exportadoras y vinculadas sino también en otras, sobre todo de primera línea, que llegan a pagar siete veces lo que las entidades le pagan a los ahorristas. Así podrían mejorar los rendimientos ofrecidos a los inversores y evitarles a las empresas encarar el proceso de colocar deuda en el exterior.

Al respecto cabe mencionar que la mayor parte está estacionada en cajas de ahorro (más de u$s15.500 millones) mientras que en plazo fijo hay menos de u$s6.000 millones. Lo que seguramente afecta el otorgamiento de préstamos de mediano y largo plazo.

El otro impacto del boom de los argendólares lo reflejan las reservas del Banco Central que, vía los encajes, se elevaron por sobre los u$s50.000 millones. Según los últimos datos oficiales de los casi u$s12.000 millones que aumentaron las reservas en lo que va del 2017 más de la mitad corresponden a los encajes en dólares. En tal sentido los depósitos en dólares del sector público, que se mantenían en torno a los u$s3.000 millones, han saltado nuevamente por encima de los u$s9.000 millones.