Empujada por la Corte estadounidense a saldar el último de los obstáculos que le quedaban por delante para regresar a los mercados, y a sólo dieciocho meses del cambio de Gobierno, la Argentina empieza a gozar, más temprano de lo previsto, del optimismo que provoca en los inversores el avance hacia una negociación con los holdouts.

La posibilidad de colocar deuda fuera del país, en los próximos meses, asegura un mayor ingreso de divisas en el mediano plazo y descomprime las expectativas de devaluación: el «dólar blue» se desplomó ayer de los $ 12,40 a los $ 11,70 y el «contado con liqui» quedó al borde de los $ 10; y los inversores ven ahora un tipo de cambio oficial 25 y 30 centavos más bajo dentro de seis y nueve meses (noviembre de 2014 y febrero de 2015) que el que preveían la semana pasada.

«El mercado está dando altísimas probabilidades de que esto llegue a buen puerto. Ya sabe que el Gobierno no quiere entrar en default; y si bien esto limitará la negociación, éste será el ultimo gran obstáculo que tendrá la Argentina para que se le abran la puerta del mercado y conseguir fondos en el exterior», comentaron ayer desde la mesa de dinero de un banco nacional.

La noticia de que el Gobierno está decidido a dejar atrás el default, que se supo por el discurso que dio Cristina de Kirchner por el Día de la Bandera, y de que en cambio se embarcaría en conversaciones con los acreedores, generó una euforia en los mercados externos el último viernes que se terminó materializando ayer en la plaza local.

Dólar futuro

El dólar se mantuvo prácticamente congelado por el Banco Central durante todo junio en los $ 8,15, en una plaza que mostró un bajísimo volumen de negocios. Pero el tipo de cambio que está implícito en los contratos a futuro (dólar futuro) que se negocian en Nueva York, y que están libres de las intervenciones diarias del Banco Central, había llegado a dispararse hasta los $ 10,70 hasta hace pocos días. Ayer, finalmente, se desplomó 30 centavos, hasta los $ 10,39 para el plazo de nueve meses (febrero 2015), y 25 centavos, hasta los $ 9,59, para el de seis meses (noviembre 2014). En el Rofex, el mercado local de derivados en el que los precios venían algo más planchados por la acción oficial, el dólar estimado a fin de año bajó de $ 9,50 a $ 9,40.

Las tasas de devaluación se ubican todavía cercanas al 30% anual. Los inversores esperan hoy que el buen curso que podrían tomar las conversaciones entre el Gobierno y los holdouts podría empezar a normalizar la relación de la Argentina con los mercados de deuda, reducir sensiblemente los costos de financiamiento y ayudar al Ejecutivo a salir a buscar dólares en el exterior. El riesgo-país cayó más del 23% en sólo una semana, y ya se ubica en el nivel más bajo de los últimos tres años. El indicador empezó a bajar en cuanto el mercado empezó a dilucidar, más allá de los discursos, la estrategia oficial de sentarse ante el juez Thomas Griesa para negociar el pago.

A los inversores les entusiasma la posibilidad de que la Argentina dé un paso inédito en esta década: el de llegar a un acuerdo por el total de la deuda no estructurada. En Wall Street ya muchos bancos de inversión habían anticipado, sobre el final de la semana pasada, que las expresiones de los funcionarios que amenazaban con un incumplimiento podían ser parte de una táctica para debilitar a los holdouts en la negociación, y para empujar a Griesa a restablecer el stay.

Con todo, los analistas no descartan una altísima volatilidad que pueda darse con los vaivenes de la negociación. «Una solución intermedia, en la cual la Argentina paga con bonos, al igual que en el caso Repsol, luce como la opción más viable. La pelota está del lado del Gobierno. Esperemos que no la pinche», comentaron ayer en el Banco Ciudad.