El Banco Central ya empezó a desarmar, de a poco, la estrategia de moderar la expansión de dinero para combatir la inflación y evitar la presión sobre el dólar.Se reactiva la emisión de pesos  y el dólar podría despertar.

El organismo debió inyectar $ 19.500 millones sólo por la compra de dólares durante un mes, que resultó ser abril, con mayor liquidación de dólares de la historia argentina (lo muestran así las cifras de las cerealeras) y revertir por primera vez un ciclo de desaceleración monetaria que había encarado a fin de enero pasado.

El crecimiento del dinero, que había caído a un ritmo del 18% anual, en marzo, se recuperó ya al 19%. Con esto aumentó el circulante en poder de los bancos y de las empresas, y por primera vez en el año las cuentas corrientes mostraron un aumento similar (de $ 10.000 M) al de los plazos fijos.

La primera semana de mayo, aún sin registros en las cifras del Central, también siguió esta tendencia (si bien estacionalmente los inicios de cada mes son siempre expansivos). Hasta el viernes se inyectaron $ 4.000 millones sólo por las compras de divisas que se hacen en el mercado cambiario; y otros $ 570 millones en su licitación de deuda al reducir en otro punto porcentual las tasas de interés.

Significa que, paritarias mediante, el Banco Central deberá lidiar con la mayor cantidad de efectivo que tiene el sector privado en un momento en que, a pesar de la alta inflación, resolvió congelar el dólar durante más de 40 días. Algo de esto ya empezó a verse la semana pasada, cuando el «blue» se despertó de la calma y avanzó de $ 10,50 a $ 10,75 en sólo tres días.

«Hay que destacar que por primera vez el sector público se mostró contractivo en unos $ 7.000 millones (el Gobierno llegó al límite de los adelantos transitorios); y la mayor emisión se dio por el sector externo, a través de la compra de dólares», comentó el director de la consultora AMF Economía, Andrés Méndez.

«La tregua que consiguió Juan Carlos Fábrega es precaria y varios desafíos amenazan su vigencia. Como era previsible, el torniquete monetario agudizó las pulsiones recesivas y, de alguna manera, el presidente del BCRA empezó a ceder a estas presiones: pese a la fragilidad de la calma financiera, redujo las tasas de interés. La jugada entraña su riesgo. No casualmente, desde el inicio de esta fase de relajación monetaria el dólar ‘blue’ se despertó de su letargo», consideró en su último informe el economista Federico Muñoz.

La instrucción encomendada presuntamente por el ministro de Economía, Axel Kicillof, al Banco Central, de reactivar la emisión de pesos y congelar el dólar en los $ 8,01 desde marzo hasta hoy, alimenta en estos días las expectativas de devaluación. No sólo porque Brasil, el principal socio comercial, está hoy depreciando su moneda, sino también por la inflación acumulada que el propio INDEC empezó a reconocer, y que se acercó al 12% en el primer cuatrimestre. En el índice de precios que mide la Ciudad de Buenos Aires, la inflación anual ya se ubica en el 38%; y para el mes de mayo, las mediciones de las consultoras privadas ya indican que la incipiente «desaceleración» percibida en marzo y abril empieza a desaparecer. Una buena parte del sector privado se asusta hoy frente a un riesgo que ve cada vez más cercano: el de convertirse, hacia el segundo semestre, en el único sistema financiero capaz de tropezar dos veces con el mismo atraso cambiario.