Según el llamado Big Mac Index: para estar en equilibrio, la paridad del dólar debería ser $16,80
El debate sobre cuál es el valor «ideal» crece día a día. El Gobierno insiste en que la ecuación es más ventajosa que en 2015. Pero la compra récord de divisas, el boom de argentinos viajando a Chile y el regreso del «canuto sojero» muestran otra realidad. Lo que revela el precio de la hamburguesa
De un lado, una avalancha de dólares “financieros” y del blanqueo que le ponen un piso a la cotización del billete verde.
Del otro, una inflación que no se desacelera al ritmo que pretende el Gobierno y que acumula un alza del 30% en los últimos doce meses.
Estos son los dos ingredientes principales que forman parte de un “cóctel” que genera que hoy operadores de la city, directores de bancos, economistas y hasta empresarios estén inmersos en un fuerte debate acerca del valor al que debería estar la divisa estadounidense y sobre el verdadero nivel de atraso cambiario.
En un contexto en el que desde el Palacio de Hacienda se trata de aquietar las aguas, afirmando que no hay que ver la “foto” sino analizar la “película” y que hoy la situación es mejor que la que imperaba en diciembre de 2015, se multiplican los informes de consultoras que alertan que el actual nivel del tipo de cambio es uno de los factores que no está ayudando a darle empuje a la economía.
Los síntomas abundan. Por caso, las exportaciones vienen de cerrar febrero con el peor registro en 13 meses, mientras que el déficit comercial se triplicó.
En paralelo, Chile sigue siendo considerada la “meca del consumo” para los argentinos: los kilómetros de autos que buscaban cruzar la frontera el último fin de semana largo ratificaron una vez más a Santiago como la “nueva Miami”.
En tanto, el promedio diario de liquidación de “sojadólares” cayó casi 20% la última semana, lo que demuestra que los exportadores no están cómodos con el valor del billete verde y que apuestan por el «canuto”, justo cuando debería arrancar la temporada fuerte.
Otro “termómetro” fundamental está dado por la demanda de billetes verdes por parte de ahorristas y turistas, que en el primer bimestre sumó casi u$s5.000 millones, el mayor nivel en 15 años para dicho período.
Hasta la expresidenta Cristina Kirchner se sumó –sin quererlo- al caldeado debate sobre el atraso cambiario al conocerse una conversación que ahora salió a la luz en la que le aseguraba a Oscar Parrilli que el dólar debía valer “20 mangos”.
En medio de la proliferación de indicadores, lo cierto es que el exceso de oferta por el fin del blanqueo hundió al billete verde hasta los $15,74, alcanzando su valor más bajo en tres semanas y ubicándose apenas 4 centavos por encima del piso que tocó en lo que va del año.
En tanto que en el mercado mayorista, donde cursan operaciones bancos y empresas, la divisa terminó a $15,44, una cotización que se ubica casi 3% por debajo del valor que mostraba a fines de diciembre.
Al intentar mirar hacia adelante, las diferentes proyecciones no hacen más que alimentar el debate: en el mercado de dólar futuro, las operaciones para el mes de diciembre se están pactando a $17,66. De concretarse en la realidad esta cifra, esto implicaría una depreciación del 11%, un nivel que equivaldría prácticamente a la mitad de la inflación prevista para todo el año, del orden del 22%, en un escenario «optimista».
Sin embargo, hay discrepancias al respecto: Miguel Kiguel, uno de los economistas más escuchados en la city, metió el dedo en la llaga al pronosticar que el billete verde se despertará en el corto plazo, para ubicarse cerca de los $18,70 a fines de 2017, tras vaticinar una fuerte dolarización de carteras en la previa de las elecciones.
En plena polémica, en la que privados «huelen» un fuerte atraso pero el Gobierno minimiza la pérdida de competitividad, cobra vigencia una referencia que suele reflotarse cada vez que surge este tipo de debates: el Big Mac Index, elaborado por la revista The Economist.
La clave de este indicador reside en que la publicación compara el precio de la famosa hamburguesa de McDonald’s en varios países del mundo y, según cuánto se aparte del valor que rige en Estados Unidos, determina si el dólar está por encima o por debajo en esos mercados.
La ecuación a partir de la cual se construye el indicador es que, con la misma cantidad de billetes verdes, se debería poder comprar el mismo producto en todas las naciones relevadas.
¿Qué arroja el Big Mac Index en la actualidad? En base a los últimos movimientos cambiarios que se dieron en la plaza local y el valor de la hamburguesa vigente para el mercado interno, se obtiene que el billete verde debería cotizar en la Argentina entre los $16,80 y los $17.
Es decir, que debería estar casi un 9% por encima del valor actual (considerando el dólar mayorista, utilizado para la construcción del índice).
Dos hamburguesas, dos resultados
La cuestión metodológica del Big Mac Index nunca estuvo librada de polémicas.
Durante el kirchnerismo, cuando el secretario de Comercio era Guillermo Moreno, la compañía fue presionada para que congelara el precio de su hamburguesa más popular.
Con esa intervención, que comenzó a regir en 2011, el funcionario se «garantizaba» que la Argentina quede entre las naciones más competitivas en términos cambiarios.
Como respuesta a este desfasaje, economistas decidieron readaptar el índice y considerar como válido el valor de otro producto que ofrece Mc Donald´s y que había quedado fuera del radar oficial: el Cuarto de Libra, que vale prácticamente lo mismo que el Big Mac en otras partes del mundo.
Así, al suprimir el «efecto Moreno», este «índice mejorado» fue mostrando en los últimos años la situación del tipo de cambio de manera más fidedigna.
Lo interesante es que, pese al cambio de gobierno, el precio actual del Big Mac en el mercado interno continúa estando desfasado: cuesta $65, casi 25% menos que el Cuarto de Libra ($85).
En otras palabras, el INDEC sinceró sus mediciones pero en las pizarras de McDonald’s quedó el “sello” de Moreno.
Si se toma como referencia al Big Mac, entonces la conclusión es que el peso argentino está subvaluado un 16%.
Esto responde, como se mencionó, a que la famosa hamburguesa quedó con un precio bajo. Al tipo de cambio actual, cuesta el equivalente a u$s4,20 frente a los u$s5 que sale en Estados Unidos.
En cambio, si se considera el Cuarto de Libra, como aconsejan los economistas, la referencia cambia: al costar $85 en promedio en los locales porteños, esto equivale a unos u$s5,50,lo que se traduce en un gap del 9% respecto del valor que ese mismo producto tiene en los EE.UU.
En conclusión, para que el valor de la hamburguesa en la Argentina se equilibre con el que posee McDonald´s en el país comandado por Donald Trump, entonces el billete verde debería estar en la plaza doméstica 9% por encima del nivel actual, lo que lo llevaría hasta los $16,80.
Esto es considerando el dólar mayorista, que es el que se utiliza para construir el índice. Traspolando la ecuación al minorista, que es el que realmente miran los ahorristas, esto implicaría un valor apenas por encima de los $17.
Un lastre para la competitividad
En la actualidad, el valor de la divisa estadounidense se encuentra “deprimido” por el exceso de oferta de dólares que ingresaron por colocación de deuda externa y la iquidación de exportadores.
De hecho, el Gobierno ya cubrió emisiones de gran parte de las divisas que necesitará durante todo el año para poder financiarse.
El problema, para el economista Hernán Hirsch, es que “este tipo de cambio real no es funcional para la actividad económica y el nivel del empleo, ya que está atrasado y se ven los síntomas, como la explosión de los gastos de los argentinos en el exterior”.
Durante la última reunión que mantuvo la junta directiva de la Unión Industrial Argentina, el «dólar barato» ocupó un espacio central en la agenda de temas de la central fabril, junto con el aumento de las importaciones y la caída de la demanda interna.
“Al Gobierno le gustaría que sea más alto el valor de la divisa, pero claramente prefiere apuntar a mantener la inflación baja”, en un contexto eleccionario, señala Hirsch.
Claro que, más allá de la referencia que ofrece el precio de la popular hamburguesa para comparar la competitividad de un país en función de su tipo de cambio, existen otros factores que inciden a la hora de hablar de una cotización “ideal”.
“Hay muchas variables a la hora de determinar la competitividad de una economía, como la presión impositiva, las regulaciones, la infraestructura, entre otras cuestiones”, resume Belén Olaiz, economista de Abeceb.
Esto implica que no a todos los sectores les cierra el mismo precio del billete verde.
Así como los industriales hoy se quejan, “para el agro, el valor actual es uno de los más competitivos en años, principalmente porque el Gobierno les quitó o les redujo las retenciones», independientemente de que ahora prefieran sentarse sobre la cosecha y especulen con un deslizamiento de la moneda.
De la hamburguesa al dólar
El fundamento por detras el Big Mac Index es el de la Teoría de la Paridad de Poder Adquisitivo, que sostiene que el tipo de cambio de equilibrio es aquel que permite igualar el costo de las canastas de las distintas naciones, ya que «aquellos productos que son equivalentes deberían converger a un precio único cuando éste se mide en la misma moneda».
Sin embargo, esto casi nunca ocurre. Y son justamente estas diferencias relativas de precios las que le permiten a The Economist dar pistas sobre qué tan subvaluadas o sobrevaluadas están las diferentes divisas:
• En los casos en los que el valor del Big Mac (medido en dólares) es más elevado que en Estados Unidos, esto da indicios de que la moneda está apreciada y que hay riesgos de devaluación.
• Por el contrario, si la hamburguesa está más barata en un país por fuera de EE.UU., entonces estaría marcando que el signo monetario de una nación se encuentra debilitado.
En la práctica, los datos que fue arrojando este «termómetro» desde su creación anticiparon con bastante grado de precisión lo que luego terminó sucediendo con el tipo de cambio en la Argentina.
Esto se pudo observar justo antes del colapso del 1 a 1, así como también en épocas en las que el ex ministro de Economía, Axel Kiciloff, debió realizar una devaluación «a la fuerza», pese a que sostenía que no había atraso cambiario.
En resumen, el “dólar hamburguesa” hoy muestra que el tipo de cambio se encuentra atrasado.
La compra de divisas en niveles récord, los miles de argentinos volviendo de Chile cargados de ropa y tecnología y el resurgimiento del «canuto sojero», son algunos de los tantos síntomas que señalan que en la Argentina hay «olorcito» a que el billete verde fue quedando barato.