La carrera de ahorristas e inversores para refugiarse en el dólar se intensificó ayer y provocó una devaluación del peso de entre 1 y 4% en las operaciones por fuera del mercado oficial. La cotización del blue trepó a 15,15 pesos (15 centavos más que el viernes), nuevo récord, después del salto que tuvo ya avanzada la tarde, en una jornada marcada por el nerviosismo y con nuevas requisas policiales. Las reservas del Banco Central cayeron US$ 55 millones.

El alza fue consecuencia directa de la escalada de entre 2 y 4% que venían teniendo en la jornada los precios del dólar que surgen de las operaciones realizadas en la Bolsa con objetivos cambiarios. Esas cotizaciones superaron holgadamente por primera vez los $ 14, en el contexto de una verdadera fiebre de operaciones derivada del bloqueo que impuso el Banco Central al pago de importaciones y deudas comerciales.

Los valores también fueron impulsados por el temor a que la aceleración de la crisis cambiaria obligue al Gobierno a intentar nuevas medidas que, se imaginan, serían más restrictivas. En el afán por anticipar operaciones, empresas e inversores sellaron negocios que terminarían dando un empujón extra a las cotizaciones.

Los operadores estiman que ya 9 de cada 10 operaciones que se cursan por el mercado bursátil local tienen por objetivo el cambio de moneda. De estas operaciones derivan volúmenes sin precedente y récords de precios (ayer la Bolsa batió el 11° de las 16 ruedas del mes) a menudo malinterpretados. De hecho, aunque figura como uno de los mercados rentables del mundo, el proveedor de índices y servicios bursátiles FTSE Group anunció ayer que degradará a la bolsa local de mercado de frontera a «sin calificación» por esta clase de eventos que distorsionan sus precios y datos.

Gracias a estas operaciones, ayer el denominado dólar fuga o contado con liquidación avanzó más de 4%, al pasar de $ 13,89 a 14,49, mientras que su variante local (dólar bolsa) avanzó 2% y cerró en $ 14,65, lo que supone récords en ambos casos.

Ambos se produjeron en el contexto de una verdadera fiebre por hacer transacciones para hacerse de divisas que estalló «porque los inversores temen que la aceleración de la crisis cambiaria lleve al Gobierno a ensayar medidas que restrinjan este tipo de operaciones, apenas regrese la Presidenta», dijo un operador.

Los negocios con bonos en la Bolsa, que en tiempos de calma cambiaria promediaban los $ 300 millones por día, superaron los $ 1160 millones. En la semana previa hubo un récord de transacciones por $ 16.071 millones en un mercado cada vez más concurrido por la decisión oficial de bloquear o, en el mejor de los casos, cuotificar el acceso de las empresas al dólar oficial para evitar un deterioro mayor en las reservas del BCRA.

Pero ni siquiera esos límites, ni los acuerdos para fortalecerla vía préstamos, están bastando para detener la sangría: la merma de otros US$ 55 millones reportada anoche deja esa tenencia más próxima a vulnerar el piso de US$ 28.000 millones (cerraron en US$ 28.213 millones), pese al refuerzo del orden de US$ 300 millones recibido en las últimas horas de China (swap).

Con el acceso al dólar oficial restringido son cada vez más las empresas e importadores que acuden al mercado de capitales para poder hacer pagos y no poner en riesgo relaciones con sus proveedores.

El problema es que de este mecanismo derivan dos complicaciones:

Que los precios que se validan para el tipo de cambio le fijan un piso cada vez más alto a la cotización del paralelo, ayudando a espiralizar las expectativas devaluacionistas.

Que, además, las empresas buscan trasladar esa suba en los costos de una parte de sus importaciones (la que ayer pagaron a $ 14,49) a los precios de venta de sus productos en la plaza local, lo que alimenta la inercia inflacionaria.

Para peor, el estrés cambiario agrega semana tras semana datos que lo alimentan. A la presión sobre las reservas hay que sumar la pérdida de recursos que supone el desplome en el precio de la soja (cayó 25% en el último mes y ayer vulneró los US$ 350 la tonelada) y la marcada reticencia de los exportadores a liquidar por temor a hacer un pésimo negocio.

Ayer, por caso, se conoció que los exportadores de cereales habían liquidado la semana pasada apenas US$ 177,5 millones, monto sólo superior a los US$ 109 millones vendidos del 27 al 31 de enero, en un mercado de escasa actividad por la devaluación de esos días. «El BCRA sale al mercado a comprar y vende porque los exportadores no están liquidando, lo que lo hace perder reservas al final del día. El dólar a $ 15 es producto del nerviosismo que genera esta situación», describió el economista Miguel Kiguel en una entrevista radial.