El Banco Central continuó su política de reducción de tasas tras acercarse el calendario al segundo semestre. Inicialmente, los bonos en pesos fueron los más beneficiados al trasladarse la inversión en Lebac hacia otros instrumentos. La demanda de estos títulos continuó firme, pero también los inversores comenzaron a dolarizar carteras con más fuerza, haciendo salir de su letargo a la divisa, que superó los 15 pesos impulsada, además, por la crisis desatada por la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
De momento, las inversiones en pesos continúan atractivas, dado que la autoridad monetaria continuará reduciendo el nivel de tasas. Los cortes de tasa por cada plazo continúan siendo decrecientes, es decir que las Lebac más cortas siguen rindiendo más (en términos anualizados) que las más largas. Cuando la curva se estabilice o tenga una forma “normal” (creciente) implicará que el Central está cómodo con el nivel general de tasas y buscará incentivar los plazos más largos en vez de concentrar toda la demanda en las letras de 35 días.
Para el inversor minorista, la manera más sencilla de participar de estas inversiones es a través de los fondos comunes de inversión de renta fija en pesos que ofrecen casi todos los bancos comerciales. Sin embargo, es probable que el Central llegue al nivel deseado de tasas en 3 o 4 semanas más, con lo cual el beneficio de estos instrumentos está acotado en el tiempo. En el mercado bursátil aún se pueden adquirir instrumentos largos atados al índice CER como buenas alternativas de inversión, o bien el tramo medio de la curva en pesos (PR13) como algo más conservador.
Por el lado de los bonos en dólares, el inversor tiene que tomar la decisión de posicionarse concentrándose en la moneda o asumir un mayor riesgo para tener un retorno mayor vinculado al interés. En el primer caso, la mejor alternativa son títulos cortos y una alternativa atractiva son las licitaciones de Letras que realiza el Tesoro Nacional. En la última licitación se ofreció una letra (similar a un bono) a 240 días con una tasa implícita del 4% anual. Además se permite la suscripción en pesos al tipo de cambio mayorista, con lo cual se paga un precio menor que si se compraran directamente los dólares. En el segundo caso, los bonos más largos del Tesoro Nacional, como el PARY, ofrecen retornos del 7% anual, que es levemente superior al ofrecido por los Discounts, que son algo más cortos. Con estos títulos la apuesta no es solamente obtener un mayor rendimiento anual por la tasa, sino también una ganancia de capital producto de la reducción de la misma a futuro. A medida que las cuentas públicas se estabilicen y la Argentina sea mejor vista por los mercados externos, la demanda de títulos llevará los rendimientos más cerca del 6% anual.