La escalada de contactos directos entre los máximos representantes de las instituciones y Grecia permite vislumbrar un acuerdo cercano. La euforia ante los significativos avances en las negociaciones a nivel político se ha visto empañada por el hastío del ministro de Finanzas heleno, Yanis Varufakis, esta vez con sus propios compañeros de partido.
Existen elevadas posibilidades de alcanzar un pacto en los próximos días, según fuentes gubernamentales. Esta vez, al optimismo que ha caracterizado a Atenas durante las negociaciones se ha sumado también Bruselas, desde donde destacan los «notables progresos» en los trabajos técnicos.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, mantuvo ayer una teleconferencia con la canciller, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, para presentarles un primer borrador de acuerdo, según los medios locales, que el Gobierno heleno ha empezado a redactar. Hollande y Merkel se reunirán hoy con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, encuentro que podría servir para dar luz verde al Eurogrupo para cerrar un trato. El propio Tsipras reiteró ayer en una entrevista con «Le Monde», que «el acuerdo ya no depende de Grecia».
El IVA subirá
El gabinete del primer ministro heleno ha trabajado contra reloj este fin de semana para formular sus propuestas. Tras una reunión de ocho horas, fuentes gubernamentales hablaron de una «mejora general en temas críticos», pero reconocieron que «hay puntos que se tienen que aclarar».
Según informó la agencia de noticias helena, AMNA, Grecia y los acreedores han logrado un consenso sobre las modificaciones en los tipos del IVA, que había centrado el debate esta última semana. La parte griega ofrecía una propuesta que aseguraba ingresar 800 millones de euros adicionales, mientras que las instituciones defendían la necesidad de recaudar 1.800 millones. También habría convergencia sobre la restricción de las jubilaciones anticipadas y la unificación gradual de los fondos de pensiones. De ese modo, Atenas conseguiría salvar sus dos principales «líneas rojas»: recorte de salarios y pensiones.
El Gobierno izquierdista incumplirá, de momento, parte de sus promesas electorales. «Algunas partes del programa de Syriza podrían ser retrasadas seis meses o tal vez un año», reconoció el ministro del Interior, Nikos Voutsis, sin dar más detalles.
Todo apunta a que el Ejecutivo de Tsipras no abolirá el controvertido impuesto unificado a la propiedad (ENFIA), tampoco eliminará el tributo de solidaridad lanzado al estallar la crisis, así como no aumentará a 12.000 euros de renta anual el límite exento de impuestos.
La principal preocupación de Atenas es sellar de inmediato un compromiso de mínimos que permita facilitar el desembolso parcial de los 7.200 millones de euros del segundo rescate, necesarios para hacer frente al próximo pago de 300 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI) fechado para el 5 de junio. Grecia pretende incluir en el acuerdo una referencia a una futura reestructuración de la deuda y un paquete de inversiones, que se negociaría en otoño.
El propio Tsipras consideró fundamentales esos puntos para que Grecia pueda volver al crecimiento, y también para calmar los ánimos entre las filas de su formación, pues el calvario de las negociaciones y las grandes concesiones a las instituciones de la troika han puesto en jaque al líder izquierdista. Casi la mitad de los miembros de Syriza votaron en contra de la firma de un nuevo rescate y algunos incluso amenazaron con escindirse del partido.
Varufakis, en la cuerda floja
El último episodio de desencuentros en el seno de la Coalición de Izquierda Radical lo protagonizó el mismo Yanis Varufakis, quien nombró a Elena Panariti como representante griega en el FMI. Panariti fue diputada del Pasok, además de trabajar en el Banco Mundial y como asesora del expresidente de Perú, Alberto Fujimori (1990-2000), juzgado por la violación de derechos humanos. La designación ha levantado duras críticas por parte de algunos miembros del Gobierno, así como nuevas especulaciones sobre la posible dimisión del titular de Finanzas. En otro arrebato, Varufakis no sólo ha desmentido esa información, sino que respondió tanto a las quejas de sus colegas como a los acreedores: «A largo plazo estaremos todos muertos», escribió el polémico ministro en su cuenta de Twitter citando al economista J.M. Keynes, y completó el mensaje con una amenaza: «A medio plazo, aquellos nostálgicos de los días de la troika se toparán conmigo».
www.larazon.es