El billete verde oficial se tomó casi un año y medio para pasar de los $8 a los $9. El repunte es muy lento y el Gobierno cuenta con margen de maniobra para continuar con las micro-devaluaciones. Con un mejor panorama en reservas y blue controlado, economistas ajustaron pronósticos
Demoró más de lo previsto, pero finalmente el dólar oficial llegó a los $9. La cotización en la franja de los «ocho pesos y pico» había durado más de un año. Más precisamente, desde el 24 de enero de 2014.
En aquel mes el Banco Central -en ese entonces conducido por Juan Carlos Fábrega- devaluó 23% de modo abrupto para que el tipo de cambio saltara de $6,53 a $8,02.
La manera en que el billete verde llegó lentamente a esta nueva marca de $9 es un símbolo del momento de la economía: en plena campaña electoral, la estabilidad se ha transformado en un objetivo prioritario para el Gobierno.
En el lapso de 16 meses, la cotización oficial subió apenas 12%. Un porcentaje que luce aun más pequeño si se lo compara con una inflación que fue casi cuatro veces más.
Sin embargo, pese a esta «modorra», el amesetamiento del blue (gracias a la oferta de dólar ahorro) posibilitó que la brecha cambiaria se fuera achicando hasta el 40 por ciento.
El «éxito» del Gobierno en anestesiar el tipo de cambio ha llevado a una cierta actitud triunfalista reflejada en los funcionarios.
Como la del actual presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, quien, -sin temor a que su nombre se sume a la lista de los que afirmaron en otras épocas que aquellos que apostaban al billete verde iban a perder-, recordó que desde octubre pasado, «efectivamente no fue negocio» apostar por la divisa estadounidense.
Analistas ajustan a la baja
La expectativa de los analistas es que el tipo de cambio permanecerá por un buen tiempo en un número cercano a $9 y en el mercado el consenso es que no habrá saltos bruscos hasta el recambio de Gobierno.
Creen que existen motivos de sobra para que así suceda. Por un lado, está la voluntad de la administración K para usar al dólar como ancla de la inflación. Por otro, la incidencia del año electoral.
Además, aún persiste el recuerdo de la traumática experiencia del año pasado, cuando la devaluación -que estuvo más impuesta por el mercado que planificada- derivó en un pico inflacionario.
También están los que sostienen que ahora, ante los recientes datos de las encuestadoras que dan cuenta de una posible continuidad del Frente para la Victoria en la Casa Rosada, a través de Daniel Scioli, el Ejecutivo se inclinaría por mantener a toda costa «el modelo» económico y el ya indisimulable atraso cambiario.
Es en este contexto en el que varios analistas de renombre ubican al billete estadounidense hacia fines de 2015 a un precio más bajo respecto al reflejado en sus previsiones anteriores.
Desde octubre pasado al día de hoy ya han bajado hasta un 30% las expectativas de devaluación.
• Hace ocho meses preveían un tipo de cambio a $13,50 para diciembre próximo.
• Ahora, según el relevamiento de FocusEconomics, hacen referencia a un valor promedio de $10,30.
En el siguiente cuadro se puede observar cómo han ido modificándose los pronósticos en base a las decisiones tomadas por la administración K:
Por ejemplo, el BBVA Francés:
• En octubre de 2014 proyectaba $13,51 para diciembre próximo.
• En mayo del corriente ajustó esta cifra a $10,49.
Lo mismo ocurrió con consultoras como Empiria y Orlando Ferreres:
• Hace ocho meses daban cuenta de una cotización de $13,50.
• En la actualidad, ese precio se redujo a los $10,30.
Si se consideran los análisis de ocho consultoras de renombre respecto del valor que tendrá el billete verde oficial para fines de este año, se observa que hay un marcado consenso de que se ubicará en la franja que va desde los $10,25 a los $10,50.
Estas previsiones son respaldadas por las negociaciones que los inversores llevan a cabo en el mercado de dólar futuro (Rofex).
A esta plaza confluyen quienes quieren cubrirse ante imprevistos y acuerdan con su contraparte un determinado monto de dólares (a tres, seis o doce meses) pero a un precio pactado hoy, pagando por ello un prima.
¿En base a qué cifra están pactando los inversores en este mercado? Están cerrando contratos a algo más de $10 para fines de 2015, en coincidencia con las estimaciones de bancos y analistas.
¿A qué precio estaban acordando hace unos meses? Lo venían haciendo a una cotización superior a la actual, 11,20 para diciembre.
Operativo anestesia
Para lograr la actual paz cambiaria y mermar las presiones hacia el dólar oficial, el Gobierno apeló a un «tranquilizante» que, por cierto, dio un buen efecto en el mercado: mantener las reservas por encima de los u$s30.000 millones.
Para lograrlo recurrió a la emisión de bonos, a seguir sumando «dólares chinos» (vía intercambio de monedas) y a llevar a sus arcas el producido de los títulos que salió a ofrecer YPF al mercado.
Esto, manteniendo la lupa sobre aquellas cuestiones que podrían amenazar la tranquilidad cambiaria.
Es decir, no le perdió pisada a las operaciones de «conta con liqui», prosiguió con sus allanamientos a cuevas e implementó mayores controles sobre financieras.
Este «operativo anestesia» sobre el mercado no hubiese estado completo sin la inestimable ayuda del dólar ahorro, que permite a los particulares comprar divisas por la vía legal y, además, aumentar la oferta del circuito informal, ya que luego muchos las revenden para obtener una inmediata ganancia en pesos.
Dejar abiertas las ventanillas oficiales es clave para mantener adormecido al blue, si bien implica un alto costo en épocas de sequía verde.
De hecho, ya le restó al Banco Central unos u$s5.300 millones de sus reservas desde que se implementara este sistema. Aun así, el Gobierno entiende que esta apertura parcial del cepo está justificada.
Según Alejandro Vanoli, titular de la entidad, mantener el billete verde paralelo amesetado (gracias al dólar ahorro) contribuyó a alejar las expectativas de devaluación.
¿»Quo vadis» dólar?
Al analizar las proyecciones, se observa que en el gremio de los economistas hay consenso de que el billete oficial puede subir un 15% hasta diciembre.
De confirmarse, en todo el 2015 acumularía un alza del 27%, curiosamente el mismo nivel que está manejando el Gobierno para la inflación y los incrementos de salarios en paritarias.
Según Francisco Gismondi, analista económico de Empiria y ex asesor del BCRA, una «devaluación razonable» para darle competitividad cambiaria a las empresas que necesitan exportar -afectadas por la fuerte suba de costos y salarios- debería ser del orden del 35%.
No obstante, la realidad apunta en otra dirección: «Creo que el billete se va a mantener muy planchado hasta diciembre. El Gobierno no va a pagar el costo de devaluar para que el beneficio lo reciba el próximo Presidente», analiza Gismondi.
Él es de los que cree que los costos de mantener un tipo de cambio anestesiado, en un país que cuenta con una inflación de las más altas del mundo, «se pagarán a mediano o largo plazo».
Para Jorge Todesca, director de Finsoport y ex viceministro de Economía, «el Ejecutivo seguirá insistiendo con las micro-devaluaciones, a razón de ocho a diez centavos por mes, no más».
«Se nota cierto sinceramiento en algunos índices. Como por ejemplo en el de la inflación, ya que Kicillof al menos ahora habla de 20%, la cifra más alta reconocida en toda la gestión K», precisa Todesca.
En su visión, este cambio del oficialismo está ligado a que ahora se especula con una posible continuidad del ministro, en caso de que Scioli reemplace a Cristina.
Para Finsoport, la administración K podrá sostener a corto plazo su esquema actual de devaluación moderada, en un contexto en el que el excedente comercial se ubicará entre los u$s3.500 millones y u$s5.000 millones.
Todesca suma otro dato positivo: en lo que va del 2015, las importaciones de petróleo vienen siendo más bajas (en unos u$s2.000 millones) que las del mismo lapso del año pasado, por la caída del precio del crudo y la menor actividad económica.
«Ahora viene una buena etapa para el comercio exterior y para las liquidaciones de soja, que le permitirá al Gobierno tener un mayor margen de maniobra sobre el tipo de cambio oficial», concluye Todesca.
Andrés Méndez, analista de AMF Economía, cree que en un futuro la economía podría funcionar adecuadamente con un tipo de cambio en torno a $12.
Claro que para constatar el acierto de estos análisis es necesario pasar antes por la culminación del proceso electoral y el recambio de Gobierno.
Todo una eternidad, si se tiene en cuenta que se está en pleno debate sobre si el atraso cambiario debe ser corregido sobre una base gradual o mediante una política de shock.