La compra de billetes en las ventanillas de los bancos es ahora un 30% más alta que en el mes pasado; y la mayor demanda de dólar paralelo en las cuevas empujó al «blue» a cerrar ayer su cuarto día en ascenso, al dejarlo en los $ 12,25.

Las turbulencias por el temor a un inminente default tienen efectos sobre el mercado cambiario que se ven agravados, ahora, por una buena cantidad de factores locales que le dan soporte a la demanda de divisas.

En la City consideran que hay al menos diez razones detrás de las presiones alcistas que perpetuarán al billete por encima de $ 12, al menos, hasta fin de mes. Acá, un repaso.

Dólar paralelo : por qué sube ?

  1. Las dudas por buitres. La intuición del mercado de que el Gobierno intentaría a toda costa evitar el default el próximo 31 de julio empezó a tambalear en los últimos días con las definiciones que dieron la presidente Cristina de Kirchner y sus funcionarios. La declaración de una cesación de pagos sobre la deuda argentina desalentaría el ingreso de capitales e incrementaría la escasez de divisas.
  2. El bajón de la soja. La caída en la cotización de la oleaginosa, que fue del 17% en sólo un mes y la dejó cerca de los u$s 430, promete ahora una menor oferta de dólares para la economía local. Según estiman en la Fundación Mediterránea, el campo podría perder en lo que queda del ciclo entre u$s 1.500 y u$s 2.000 millones. El shock no parece despreciable para un banco central que festeja cuando las reservas no caen.
  3. Más pesos en la calle y en los bolsillos de la gente. El pago de aguinaldos y la recomposición parcial de los sueldos en el sector formal de la economía argentina empujan al Central a expandir la cantidad de dinero en el sistema financiero. Julio es un mes en que el sector privado tiene más liquidez y excedente de pesos para destinar a la compra de bienes o dólares, que estacionalmente produce un aumento en los precios y en la cotización del billete -en tiempos de cepo- informal.
  4. Los viajes al exterior. La llegada de las vacaciones de invierno es la oportunidad que ven muchos argentinos para salir del país. Con el dólar tarjeta más caro y las mayores restricciones oficiales, los turistas acuden a las cuevas para hacerse de las divisas que necesitan para efectuar sus consumos en su lugar de destino.
  5.  Las tasas seducen menos que el dólar. El retorno de un plazo fijo está hoy por debajo de las expectativas de devaluación. La recompensa por dejar dinero en el banco es menor que la que promete el dólar; y esto explica por qué los ahorristas ven más atractivo comprar billetes.
  6. Inflación. La suba de precios acumulada a lo largo del semestre se acerca lentamente al 40% anual y, en un contexto en que la inversión se mantiene estancada, afecta la competitividad de las compañías argentinas en el exterior, lo que obligará tarde o temprano al Central a acomodar el tipo de cambio y alienta, ahora, las expectativas de devaluación.
  7. El dólar planchado. La decisión del Gobierno de haber mantenido el dólar oficial  entre los $ 7,80 y los $ 8,15 desde fin de enero hasta hoy agrava el atraso cambiario en una economía altamente inflacionaria.
  8. Cepo cambiario: las trabas en el acceso al mercado de divisas se profundizaron en los últimos meses con el freno a las importaciones y al giro de dividendos de empresas. Con mayores prohibiciones, el «blue» goza de buena salud.
  9. Adiós a los agrodólares. La cercanía del fin de la cosecha de soja asegura una merma en el ingreso diario de divisas para los próximos meses. El Central tendrá así más dificultades para sumar reservas y podría verse presionado a convalidar una suba en el tipo de cambio que no tardará en trasladarse al paralelo.
  10. El déficit fiscal. El rojo financiero del Gobierno es la evidencia que tiene el mercado para presumir que en los próximos meses deberán sostenerse altos niveles de emisión. El excedente de liquidez fue durante este tiempo, uno de los combustibles que le dio vuelo al dólar paralelo.