A un año del fin del cepo, la baja de tasas y el giro en el clima global recrean la demanda

El cambio en el clima financiero global, tras la irrupción del denominado «efecto Trump» y el recorte aplicado a las tasas de interés en pesos volvió a colocar al dólar en la mira de los argentinos, a un año de la caída del cepo cambiario.

Así lo mostró el balance cambiario de noviembre recientemente publicado por el Banco Central (BCRA), que reveló que 703.000 ahorristas e inversores compraron divisas durante el mes pasado, es decir, 104.000 adquirentes más (o 17,5%) que durante octubre.

Si bien se trata de un número de compradores 40% inferior al promedio de 1,2 millones que conseguían la validación de la AFIP en el último trimestre de 2015 para comprar dólares, el salto verificado en la demanda combinado con el desarme de colocaciones en Lebac y la caída que muestran los plazos fijos en pesos por estos días parecen confirmar que los argentinos, al ahorrar, vuelven a «pensar en verde».

Al cabo de noviembre, la demanda de dólares creció casi un 25% respecto de octubre al alcanzar los US$ 1912 millones. Y la suba del 4,5% que registró punta a punta el billete durante ese mes también alimentó la oferta: las ventas del sector privado no financiero llegaron hasta los US$ 950 millones, para convertirse en el mayor monto de ventas privadas del año.

Los economistas coinciden en señalar que el regreso del apetito por el dólar se debió a un «combo» de causas locales y globales.

Entre las primeras, el economista Amílcar Collante (del CeSur) cita «el recorte de tasas que aplicó el BCRA a las Lebac; el agresivo traslado que tuvo eso a los rendimientos que ofrecen los bancos a los ahorristas por los plazos fijos en pesos (pagan tasas del 17% promedio anual) y el corrimiento que mostró el billete en las últimas semanas, al instalarse sobre los 16 pesos». Entre las segundas, su colega Nicolás Dujovne menciona el salto que llevó al índice dólar a instalarse en el mayor nivel de los últimos 13 años y el reciente rebalanceo de prioridades que hizo la Reserva Federal de Estados Unidos al subir «el rango objetivo de su tasa de interés de referencia y prever un mayor endurecimiento de su política monetario para el año que se inicia».
Collante explica que «al desaparecer las tasas que hacían atractivo el ahorro en pesos, el dólar retomó la escena». Y advierte que como «la opción de volver a subir tasas ya no parece posible, ante el riesgo de frenar cualquier expectativa de reactivación», lo único que puede modificar esta dinámica «es que el BCRA demuestre en los próximos meses mayores progresos en su lucha contra la inflación».
Los que más parecen sufrir el reverdecer dolarizador son los depósitos a plazo en pesos: se hunden en $ 34.000 millones sólo en lo que va del mes (caen de $ 633.450 millones a $ 599.395 millones, o 5,4%).

Si se toman los últimos 30 días, para evitar posibles impactos estacionales, la caída se reduce a $ 20.000 millones, pero sigue siendo significativa «en especial, porque es generalizada: afecta tanto a los plazos fijos mayoristas como a los minoristas, y en el caso de éstos últimos, hacía mucho que esto no sucedía», acota Martín Polo, economista jefe de Analytica.

Polo advierte que no es bueno un retroceso tan marcado en este tipo de colocaciones porque «es ahorro que va para otro lado, por ejemplo, al dólar». Pero cree que el cóctel de «tasas para abajo [algo que cree facilitado por la falta de repunte que muestra el crédito] y dólar para arriba», más «la discusión sobre un posible impuesto al plazo fijo para financiar una baja en ganancias», provocaron este ajuste, que recomienda «seguir de cerca».

34.055 Millones de pesos

Es la caída que registró el stock de plazos fijos en pesos en los bancos en lo que va del mes: se derrumbó de $ 633.450 millones (al 30/11) a $ 599.395 millones, según los últimos datos oficiales (al 14/12)