Es miércoles 16 de diciembre de 2015. El reloj marca las 18. Todos los televisores y radios del país se encienden. La expectativa crece. Está a punto de producirse un hecho histórico. Los periodistas acomodan sus grabadores y sacan sus anotadores. Los cronistas de exteriores de los canales aproximan sus micrófonos a los parlantes. Los reporteros gráficos afinan sus teleobjetivos. Se trata de uno de los anuncios más polémicos y esperados. Finalmente, la aguja marca 18:02 y el flamante ministro de Hacienda y Finanzas de la Nación, Alfonso Prat Gay, decreta con una sonrisa la quita del cepo cambiario tras cuatro años, con una frase que suena retórica digna de otra década: «El que quiere comprar dólares los puede comprar, el que quiere vender, va a poder vender».

Además, detalló: «Para todas las operaciones nuevas no hay límites. De esta forma, no rige más el límite de 50 mil dólares que tenían las empresas para importar sin autorización. Desaparecen las normas de la Afip, el dólar tarjeta, el dólar turismo. Salvo los que se pague en efectivo que va a haber una retención del impuesto a las ganancias del 5 por ciento para darle incentivo a la banca electrónica».

De este modo se cerró un período ideológico económico político que cursó la Argentina durante cuatro años, en el que se buscó, según el gobierno anterior de Cristina Fernández de Kirchner, preservar la divisa estadounidense para destinarla a la importación de bienes y servicios esenciales para el Estado (por ejemplo compra de energía), pregonando el ahorro en moneda nacional e impulsando el consumo masivo interno a través de diversos planes de financiamiento.

A poco más de seis meses de aquel anuncio, que liberó las restricciones cambiarias y permite adquirir hasta 2 millones de dólares diarios sin pedir autorización de la Afip, surge el interrogante acerca de cuántos dólares por persona se compran en promedio desde que se quitó la barrera restrictiva, quedando fuera de juego el mercado paralelo o como se lo llamaba comúnmente «dólar blue», eliminando las especulaciones cambiarias.

Los resultados hasta el momento con los recientes cambios en las reglas del juego, impuestas por el gabinete económico del actual gobierno de Mauricio Macri, arroja que desde el fin del cepo cambiario en promedio se compran 500 dólares por persona a modo de ahorro y que en el primer semestre del año se fugaron del país 6.000 millones de dólares aproximadamente.

Además, se denota un cambio de hábito radical en el ahorro, ya que se busca atesorar la divisa en vez de volcarla al mercado de consumo de bienes materiales que permitan sostener en el tiempo el valor real del ahorro.

El tesoro de los inocentes

A diferencia de los que se pensó en algún momento, las personas no se inclinaron masivamente a la compra de divisa extranjera. Es más, en los primeros tres meses el mayor caudal de divisas que se compraron en Rosario por persona para atesorar rondaron los 150 y 200 dólares, con topes de hasta 300 dólares, según informaron distintas ventanillas de cambio oficiales consultadas.

No obstante, el mayor margen se denotó en términos generales, habida cuenta que en el primer trimestre se fugaron 3.500 millones de dólares del país, producto de quienes contaban con mayores excedentes para la compra.

Sin embargo, la falta de confianza y una inflación alta produjeron que «en los últimos dos meses comience a haber mayor demanda en cuanto a volumen; el promedio saltó de unos 300 a 500 dólares per cápita aproximadamente. Se siente una dolarización de los portafolios de ahorro en general», afirmó el corredor de bolsa de la firma Rosental, Federico Fisella.

Actualmente, 500 dólares es el tope máximo que una persona puede comprar únicamente con DNI en mano, sin que el banco le abra un legajo ni realice ningún otro trámite burocrático. A cotización de hoy para la venta (15 pesos), dicho monto representa 7.500 pesos.

La fuga

«Según información oficial, sobre finales de junio el cierre del semestre alcanzó un total de 6 mil millones de dólares fugados del país», añadió Fisella. De enero a marzo de 2016, se cambiaron 3.500 millones de dólares, es decir que en los últimos tres meses se realizaron transacciones por 2.500 millones de moneda estadounidense alcanzando así los 6 mil millones, mientras que el interanual (marzo de 2015 a marzo de 2016) arroja alrededor de 10 mil millones de dólares fugados.

«Se trata de un monto muy elevado, aunque está lejos de ser lo que fue el récord con la crisis de Lehman Brothers, donde a la Argentina se le fugaron 25 mil millones de divisas», explicó Fisella y agregó: «Entiendo que, siguiendo esta lógica, se culminará el año 2016 con un total de 15 mil millones de divisas fugadas. Hay que tener en cuenta que las reservas del Banco Central tienen fondos por 30 mil millones, es decir que este año la mitad se podrían fugar».

Otro dato a destacar, es que el gobierno actual obtuvo una deuda por 20 mil millones de dólares. Sin embargo, las reservas mantienen el mismo número. «Esto se debe a que todo lo que se pidió, se fue. Hay dos razones: se les pagó a los fondos buitres (12 mil millones) y porque se fugaron (6 mil millones). En resumen, todo el dinero que ingresó por colocación de bonos nacionales, también acumulado por colocaciones privadas y las provincias, quedó cero a cero contra lo que se fugó y lo que se pagó a los acreedores», detalló Fisella.

Se mira y no se toca

Este dinero, según afirman especialistas, no se observa que vuelva al mercado en ladrillos, como supo suceder en algún momento, sino que «las personas confían en que no perderán poder adquisitivo ahorrando en moneda extranjera». Además, expresan que hay un cambio de conducta en cuanto al ahorro. «La gente ve más barato invertir en compra de dólares que en metro cuadrado de cualquier inmueble», indicaron.

Para el operador de Rosental, el caso de Gran Bretaña y la aprobación del Brexit , es decir el desprendimiento de la Unión Europea, «provocó que el dólar en el mundo sea mucho más demandado» que cualquier otra moneda internacional. Por ende, «lo que antes iba al consumo, ya sean viajes, celulares, televisores, hoy se invierte en compra de divisa, producto de una pérdida real del salario a razón de una inflación anual que ronda entre el 40 y 45 por ciento», y culminó que el sector agroexportador, con una devaluación de casi 50 por ciento y quita de retenciones, «está obteniendo ganancias exorbitantes y están comprando dólares».

En el mismo sentido, el presidente de la Federación Inmobiliaria de la República Argentina (Fira), Javier Grandinetti, opinó que en los tiempos que corren «el dólar está devaluado» con respecto a los precios relativos de la economía, es decir «vuelve a estar barato como antes de la liberación de cepo».

En rigor, «cuando la gente comienza a percibir que el dólar está barato, piensa que en algún momento va a haber alguna corrección. Hoy se vuelcan a comprar cosas accesibles para preservar su capacidad monetaria o bien guardan los ahorros en dólares debajo del colchón. Actualmente, hay productos inmobiliarios baratos, por eso se están vendiendo, pero por ejemplo, si un auto está caro entonces compran dólares hasta que baje. Se va monitoreando», dijo el dirigente.