El dólar libre superó por primera vez los $ 380, a pesar de la mayor oferta de divisas producto de la recompra de deuda. La brecha cambiaria vuelve a superar el 100%, generando mayor presión sobre los precios

El dólar libre superó por primera vez los $ 380 y en lo que va de enero ya acumula una suba del 9%, mientras que los tipos de cambio financieros también acompañaron la suba, especialmente el contado con liquidación que terminó a $ 358. Aunque no puede hablarse de un desborde, en el ministerio de Economía observan con preocupación que la brecha cambiaria otra vez volvió a superar el 100%, lo que implica entrar en una zona más riesgosa. Uno de los principales impactos de esta nueva escalada del tipo de cambio es sobre el índice de inflación.

Dólar Blue/Paralelo
$ 1836,00

Detrás de la mayor presión sobre el tipo de cambio aparece la fuerte emisión monetaria de diciembre, un clásico, y la demanda de turistas que viajan al exterior. Al mismo tiempo, aumenta la preocupación por las dificultades crecientes del Banco Central para mantener su nivel de reservas, sobre todo por el menor ingreso de dólares que habrá en 2023 a causa de la sequía que afecta a todo el país.

Los datos preliminares de enero muestran que el índice de precios subirá un nuevo escalón, tras haber marcado 5,1% en diciembre. Las estimaciones de las consultoras que miden la evolución de la inflación y que más se acercan al dato del INDEC, marcan un piso de prácticamente 5,5%, que podría terminar más cerca de 6% dependiendo el comportamiento de algunas variables en la última semana del mes.

Escalada del dólar libre

La suba del tipo de cambio claramente no es de ayuda para el plan de desinflación que quiere llevar adelante Sergio Massa. El ministro de Economía no solo sostiene la meta de 60% anual, sino que además insiste en que en abril el índice debe comenzar con un “3″ adelante, o lo que es lo mismo menos de 4%.

El aumento de la brecha aumenta la expectativa de devaluación futura y también provoca más remarcaciones de aquellos que se quieren cubrir. La falta de insumos importados por la escasez de dólares solo agrava los problemas. No solo porque cae la actividad económica, sino porque incentiva fuertes remarcaciones: los pocos productos se venden más caros ante la falta de alternativas.

No es casual que las consultoras y bancos que participan del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) calculen que la inflación de 2023 volverá a rozar el 100%, muy lejos del pronóstico de 60% que el Gobierno fijó además en el Presupuesto 2023. Incluso algunas entidades como JP Morgan estimaron que este año la inflación podría terminar en el 112%, muy lejos de las estimaciones de Massa.

La presión cambiaria y la suba de la brecha provocan mayor impacto sobre la inflación. En enero el índice apunta al 5,5%, lo que representa el segundo rebote consecutivo, desde el 4,9% de noviembre. Los alimentos no ceden a pesar de Precios Justos y la carne comenzaría a recuperar terreno perdido en los próximos meses

El Gobierno se enfrenta a dos situaciones bien diferenciadas en el arranque del año. Por un lado, las acciones tuvieron un arranque espectacular en 2023, acelerando incluso la tendencia alcista de los últimos meses del año pasado. Los bonos también operan en máximos de más de un año y algunas series sobrepasaron los USD 36, cuando a mediados del año pasado habían caído debajo de los USD 20. El riesgo país cerró a 1.825 puntos, el nivel más bajo en lo que va del año.

Pero del otro lado, aparecen datos que marcan mayor presión inflacionaria, afectando de manera directa el objetivo de Massa de promover una mejora del poder adquisitivo a través de los aumentos salariales pero al mismo tiempo una desaceleración de los aumentos de precios.

A esto se le suma otro dato negativo de la actividad económica divulgado por el INDEC, que arrojó en diciembre una nueva caída: 2,6% respecto al año anterior y 0,7% en relación a noviembre. De esta forma, se consolida el escenario de estanflación, es decir estancamiento económico junto con una inflación que se mantiene muy alta.

El anuncio del programa de recompra de deuda tuvo como objetivo no solo promover una disminución mayor del riesgo país, sino aumentar la oferta de divisas en meses de “vacas flacas”. Pero solo logró anestesiar el tipo de cambio por unos días, ya que en las dos primeras jornadas retomó la tendencia alcista.