Tras años de críticas a la política económica argentina, el Fondo Monetario Internacional ha realizado un giro de 180 grados y en su último informe sobre las Perspectivas Económicas de Las Américas, dado a conocer este miércoles, en México y no ahorró en elogios al país.

En conferencia de prensa Alejandro Werner, Director del Departamento del Hemisferio Occidental del organismo señaló, «el cambio de administración en Argentina está siendo acompañado de un cambio de política económica muy importante que creemos que llevara a una reducción de la inflación, a contener el déficit público, a reinsertar a la Argentina en los mercado de capitales y a una corrección muy importante en precios relativos».

Para luego agregar que, a su criterio, «esto generará un incremento importante de la inversión que llevará a una aceleración del crecimiento de económico en la segunda mitad de este año y sobretodo en el 2017».

En el documento de 136 páginas se señala que «en Argentina, el nuevo gobierno se ha embarcado en una ambiciosa y muy necesaria transición para eliminar los desequilibrios y distorsiones macroeconómicas que han reprimido la inversión y erosionado la competitividad».

En tal sentido hace referencia a la devaluación del peso, la remoción de diversas restricciones sobre el comercio internacional, la reducción o anulación de impuestos a la exportación de productos agrícolas y el aumento de las tarifas públicas, para contener el impacto fiscal de los subsidios energéticos, aunque con mecanismos orientados a mitigar el efecto sobre los segmentos más vulnerables de la población.

En la reseña se afirma que «el tipo de cambio, que se había mantenido relativamente estable durante el primer mes de flotación libre, se ha depreciado en aproximadamente un 10% desde mediados de enero». Al respecto, señala que «esto llevó al Banco Central a primero intervenir en los mercados cambiarios y luego aumentar fuertemente las tasas de interés para contener las presiones a la depreciación. Aun así, «la depreciación del peso y el aumento de las tarifas resultaron en un incremento significativo de la inflación en los primeros meses de 2016».

También se pondera que, «después de muchos años de litigio las autoridades llegaron a un acuerdo con numerosos acreedores, lo cual permite que el país regrese a los mercados internacionales de capital». Para el FMI, «este es un paso importante para permitir que Argentina recupere su posición financiera y acceda al ahorro externo para financiar el costo de la transición hacia un marco de política macroeconómica más consistente».

Con respecto a la marcha de la economía, el Fondo advierte que «la actividad económica se ha desacelerado en los últimos meses, y, aunque los pronósticos son particularmente inciertos debido a la suspensión de la publicación de algunas estadísticas oficiales clave, se prevé que se contraiga en aproximadamente 1% en 2016.»

Esto se debe a que la contribución positiva de las exportaciones netas tras la liberalización del tipo de cambio se verá más que neutralizada por una contracción en la demanda interna a medida que tiene lugar el ajuste a los nuevos precios relativos y los cambios de políticas.

Las estadísticas contenidas en el informe prevén una inflación del 25% para la Argentina para el año en curso – tercer puesto en la región, después del 720% correspondiente a Venezuela y del 26% de Surinam –. Para el año próximo el pronóstico se reduce a 20%, tasa que igual dejaría a la Argentina en el segundo lugar después del 2200% que prevé para Venezuela.

El Fondo hizo explícita su aprobación al anuncio de las autoridades de fijar metas fiscales plurianuales al considerar que «ha sido un paso en la dirección correcta, y será importante articular con más detalle las políticas subyacentes necesarias para alcanzar esas metas».

También justifica las medidas de ajuste al señalar que «dado el elevado nivel de inflación actual, es adecuado el esfuerzo para reducirla, a pesar de la contracción de producto esperada para este año».