El posible escenario de un dólar fijo y sin cepo cambiario generaría máximo riesgo para la economía argentina.

El bimestre marzo-abril 2014 se caracterizó por ser de ‘relajamiento‘, tanto monetario, como cambiario. En marzo la expansión monetaria-fiscal fue de casi $ 30.000 millones, en abril se impulsó la primer baja de tasas de interés (100 puntos básicos) y el valor del dólar se mantuvo clavado en $ 8.

*Primera pregunta.

¿Qué pasaría si las autoridades decidieran mantener el sesgo expansivo de la política monetaria con nuevas reducciones de los tipos de interés y con un dólar casi fijo, cercano a $ 8? La tentación es mayúscula. Actualmente la contracción económica es sumamente relevante y la inflación anualizada no baja del 35%. Lamentablemente, no existen soluciones mágicas, ya que si se repitiese el comportamiento de abril durante los próximos meses, en agosto el tipo de cambio real oficial sería el mismo de diciembre 2013 y el riesgo de repetir enero/14 sería muy elevado.

Recordemos, tipo de cambio muy apreciado, exportadores afuera del mercado oficial de cambios, importadores demandando divisas oficiales a full, brecha cambiaria en alza preocupante con reservas internacionales en caída vertiginosa. Como bien dice Serrat en “Sinceramente tuyo”, “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Es prácticamente imposible esperar resultados distintos, ante la reiteración del mismo tratamiento, equivalente, en este caso, al atraso cambiario. Los muy optimistas podrían argumentar que con ingreso voluntario de dólares la historia no debería repetirse. Esto es parcialmente cierto, aunque requiere de credibilidad, y 19 meses de gestión del actual gobierno es mucho tiempo. Las idas y vueltas con el FMI, con las estadísticas (el cupón PBI, la pobreza, etc) y con el verdadero estado de situación de nuestra economía no ayudan demasiado.

Además, el endeudamiento no sustituye de modo perfecto al atraso cambiario en la determinación de la brecha cambiaria (dólar blue vs. dólar oficial) y en la evolución de las reservas internacionales.

*Segunda pregunta.

¿Qué ocurriría si quien conduce nuestra economía resolviera liberar por completo el cepo cambiario, vigente desde noviembre de 2011? Acá también, la tentación es inmensa. Por un lado, en los últimos 3 meses la brecha cambiaria se estrechó desde el 70% de enero (antes del ajuste cambiario) al casi 30% presente. Por otro lado, en abril el BCRA compró divisas por más de U$S 2000 millones e incrementó las reservas internacionales en más de U$S 1000 millones, performance que puede repetirse en el bimestre mayo-junio 2014.

Ahora bien: sin cepo cambiario y con escasa credibilidad es importante contrastar la oferta potencial, respecto de la demanda potencial de dólares. Es claro que la oferta potencial está representada por las reservas internacionales del BCRA, en tanto que la demanda potencial son los pasivos monetarios de la autoridad monetaria. En definitiva y sin cepo cambiario los pasivos monetarios (la base monetaria, los pases pasivos, las Lebac y las Nobac) son los pesos que pueden ir a buscar dólares.

Si repasamos el último lustro, además de sufrir el BCRA una estrepitosa caída de las reservas internacionales (aproximadamente U$S 20.000 millones) es evidente la multiplicación del dinero en moneda domestica. A fin del año 2009, los pasivos monetarios en pesos comparados con las reservas internacionales (RR II) arrojaban un tipo de cambio teórico de $ 4, casi idéntico a los $ 3,80 que era la única y libre cotización del dólar de ese momento. Cuando se decidió (por cierto, erróneamente) instaurar el cepo, ya a fin de 2011, el tipo de cambio de paridad (pasivos monetarios vs reservas internacionales) era casi un 70% superior el dólar oficial ($ 7,15 contra $ 4,30 por dólar). Ahora, con devaluación incluida, el tipo de cambio de paridad es $ 12 más elevado que el valor oficial ($ 20 vs $ 8 por U$S). Conclusión; muchos pesos y pocos dólares para salir del cepo cambiario sin herida alguna. El riesgo de devaluación y la magnitud de la misma resultan considerables.

*¿Qué esperar hasta fin de 2015?

El análisis de la estrategia de dólar casi fijo y sin cepo (con resultados categóricamente insatisfactorios) no significa que no sea recomendable procurar una nominalidad reducida y volver a tener un mercado único y libre de cambios. Para ello, es necesario un mix de políticas cambiaria, fiscal y monetaria sustancialmente diferente al ejercido por el gobierno nacional. Se requiere por un lado, de una cada vez menor dominancia fiscal sobre la política monetaria, en tanto que ésta última garantice tipos de interés positivos (en términos reales) y mayores que la devaluación esperada. Después de un primer bimestre de esfuerzo monetario y cambiario, con cierta esperanza en el frente fiscal, operó un preocupante relajamiento monetario y cambiario en marzo-abril 2014. Además crece de manera peligrosa la dominancia fiscal sobre los pesos requeridos al BCRA: $ 50.000, $ 100.000 y $ 150.000 millones en 2012, 2013 y 2014, respectivamente. Todo este desarrollo, en el mejor de los casos, mantendrá vigente durante los próximos 19 meses la carrera entre el dólar, los precios y los salarios.
Como sostenían Aristóteles y Perón, en las actuales condiciones (con un accionar alejado de los deseos económicos) la única verdad es la realidad. Y esta es una nominalidad creciente.