En poco más de un año la precio del euro perdió más del 20% con respecto al dólar, lo cual tiene implicancias que se propagan a todo el mundo

El euro vuelve a perforar la paridad frente al dólar por primera vez en 20 años, pues se ubica en los u$s0,9925 por unidad. De esta manera, retrocede un 20% frente al máximo alcanzado en junio del año pasado y se aleja aún más de los 1,60 dólares cuando Estados Unidos entró en crisis.

El descenso del euro o el fortalecimiento del dólar, según se mire, se debe a que crece el sentimiento de aversión al riesgo provocado por las derivaciones de la guerra de Rusia en Ucrania, el aumento de la inflación, los problemas de la cadena de suministro, la desaceleración del crecimiento y el endurecimiento de la política monetaria, que llevaron a los inversores a recurrir a los activos tradicionales de activo refugio y el dólar está bien posicionado.

Como si fuera poco, de un tiempo a esta parte existe una divergencia considerable entre la FED y el BCE en lo que hace a la lucha contra la inflación vía tasas de interés.

En tal sentido, Jerome Powell, presidente de la FED, dijo que no dejará de aumentar las tasas hasta que la inflación baje a un nivel manejable. Es más, reiteró su objetivo de acercar la inflación al objetivo del 2% fijado por el organismo. Sin embargo, el Banco Central Europeo se mantiene en su posición y no tocó las tasas a pesar de la alta tasa de inflación en la UE.

Si la FED sube las tasas y el BCE no, existe un claro incentivo en estar en dólares, pues la rentabilidad de los bonos del Tesoro estadounidense sean más altos que los de la deuda europea.

«La evolución de tipos de interés en EE.UU. frente a la zona euro seguirá atrayendo flujos de capital a la zona dólar», opina Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano Partners.

El euro vale menos que un dólar: ¿es una buena o mala noticia?

Para la Unión Europea la cuestión de la paridad no es menor, ya que de mantenerse podría alterar su posición en lo que hace a su comercio exterior y por ende, puede convertirse en una amenaza para la estabilidad de precios en la Eurozona al encarecer los bienes y materias primas importados, gracias al mayor costo de los dólares.

Si el euro se estabiliza en estos niveles o cae aún más, la UE estará importando un mayor grado de inflación porque las materias primas que ya han sufrido una fuerte apreciación cotizan en dólares.

Más inflación significa salarios reales deprimidos, un entorno de inversión complejo porque sus rentabilidades reales serán negativas en la mayoría de categorías del universo de inversión y una fuente constante de incertidumbre que dificulta la planificación a largo plazo.

Para quienes viven fuera de Europa, la moneda tiene otra cara mucho más favorable, ya que con un euro débil, los viajeros que elijan ese destino sentirán un importante alivio en su bolsillo, pues necesitarán menos dólares por sus euros.

Para Natalia Aguirre, directora de Análisis y Estrategia de Renta 4, no es descartable que el BCE trate de revertir el desplome de la moneda. «Es posible que esta debilidad del euro se traduzca en algún momento en algún tipo de intervención verbal en tanto en cuanto la depreciación de la divisa europea supone una presión adicional para la inflación, el gran problema actual de las economías y los bancos centrales».

¿Se podrá recuperar el precio del euro?

Los analistas consideran que existen chances de que el precio del euro se recupere en los próximos meses, siempre que supere varios obstáculos en dicho plazo. El primero que debe superar es el de evitar el riesgo de que se interrumpa el suministro de gas ruso a Europa, lo que haría que se dispararan los precios de la electricidad y obligaría a los países de la eurozona a limitar parte de la actividad industrial.

«Si los flujos de gas procedentes de Rusia se normalizan, o al menos dejan de caer, tras el fin de la parada de mantenimiento del Nord Stream 1, esto debería disminuir en cierta medida los temores del mercado a una inminente crisis del gas en Europa», dijo Esther Reichelt, analista del Commerzbank.

Dado que el gigante ruso del gas, Gazprom, ha advertido que no puede garantizar el buen funcionamiento del gasoducto, los países europeos temen que Moscú utilice una razón técnica para interrumpir definitivamente las entregas y ejercer presión sobre ellos.

Si Nord Stream 1 «no vuelve a encenderse, el euro cae ya que las ondas de choque económicas se sentirán en todo el mundo, ya que la crisis energética europea podría muy bien desencadenar una recesión», advirtió Stephen Innes, analista de SPI Asset Management.