En los pocos días que lleva 2015, el billete bajó 2 por ciento en el mercado libre. La frase puede invitar a una celebración en el Banco Central y el Ministerio de Economía, porque suena a victoria.

Pero creer que el mercado es una plaza de billetes que mueve al contado entre 3 y 4 millones diarios -que en casi su totalidad lo aporta el Banco Central con las ventas que autoriza a las distintas entidades a sus clientes a un valor de 10,40- es como confundir un lago con un mar. Es como no darse cuenta de los problemas de voz que tiene un tenor porque no notan que el coro está cantando más alto que de costumbre.

En el mercado financiero el coro mueve más dinero que el cantante. Los títulos públicos en divisas que definen el dólar Bolsa o las operaciones de «contado con liquidación» tuvieron comportamientos opuestos al billete de los Estados Unidos.

Por caso, el Boden 2015, un título en dólares con legislación argentina que vence el 3 de octubre próximo, subió en lo que va del año 3,26 por ciento y si se le suma lo que aumentó en la última rueda de 2014, el alza llega a 7,40 por ciento. Ese día el dólar billete había llegado a 14,05 pesos y después bajó. El bono siguió firme y mueve más de 300 millones de dólares diarios. Además, tiene un atractivo sobre el billete, rinde en menos de un año 15 por ciento en dólares. No hay plazo fijo o bono en el mundo que iguale semejante renta.

En octubre cuando venza el Boden 2015, el Gobierno deberá desembolsar 6.500 millones de dólares. Seguramente intentará canjear una parte o casi todo, por el Bonar 24. Tal vez no tenga problemas en lograrlo porque es un bono sumamente ventajoso, salvo que pongan condiciones desalentadoras como lo hicieron en el frustrado canje de mediados de diciembre. Pero la lección la deben haber aprendido y esta vez negociarán bajo la presión del vencimiento de octubre. Este título tiene legislación local, o sea que las demandas se harán en tribunales argentinos.

Pero en el ánimo de los inversores pesa más el fin de ciclo del Gobierno y la voluntad de cumplimiento del que lo suceda que la posibilidad de un default.

El «contado con liqui«, como se llama en la jerga de los operadores al movimiento que consiste en comprar acciones argentinas con pesos y vender en dólares en el exterior los certificados de posesión (ADR’s), en lo que va de 2015 aumentó nada menos que 7 por ciento a pesar de que las transacciones se mantienen en niveles ínfimos.

AL BANCO CENTRAL SE LE COMPLICA DÍA A DÍA MANTENER EN BAJA AL DÓLAR LIBRE

Pero el Banco Central de a poco va soltando el cepo a esta triangulación, porque buena parte de esos dólares se destinan a importaciones de insumos o productos cotidianos. El caso más mentado es el de los tampones, que sirvió de muestra de los problemas que conlleva trabar esta operatoria.

Y para que la vista pueda ir más allá del horizonte que plantea la baja del dólar billete, allí están las reservas que bajaron 307 millones en lo que va del año. La caída pudo haber sido mayor de no haber sido que el viernes la mesa de dinero del Banco Central pudo comprar 80 millones de dólares después de haber vendido 130 millones en las cuatro ruedas anteriores.

Un dato que no es menor y a tener en cuenta es que las reservas podrían haber estado en un nivel más bajo si el petróleo no hubiera perdido 50 por ciento de su valor en el mundo. La baja alivió las importaciones entre 10 y 15 millones diarios. Al mismo tiempo la suba del oro en 2015 representó una valuación adicional para las reservas de casi 100 millones de dólares. Si se le resta la baja del euro, la ganancia fue de 70 millones de dólares.

El escenario es complicado y las señales que rodean al dólar billete desorientan. Lo cierto es que al Banco Central se le complica día a día mantener al tipo de cambio por debajo del precio que el público está dispuesto a pagar.

El sacrificio de reservas para mantener devaluada a una moneda que se revaluó en el mundo es incomprensible mirando desde la economía. Tal vez, la política pueda explicar mejor semejante movimiento a contramano.