Alrededor de dos millones de personas compran y venden por mes. Ahora el Banco Central alienta que haya más competencia entre las casas de cambio

De haber estado casi en vías de extinción durante el cepo a un negocio que prospera como en las viejas épocas. De esta forma podría definirse el recorrido que han tenido las casas de cambio en cuestión de meses. A partir de la desregulación total de la actividad por parte del Banco Central, la aparición de firmas dedicadas a la compra y venta de dólares es asombrosa: en poco más de seis meses abrieron 142 agencias dedicadas específicamente a este negocio.

Existen tres tipos de agencias o casas de cambio: las que atienden dentro de galerías o locales comerciales, por ejemplo shoppings; las que tienen locales que dan directamente a la calle; y ahora hay una nueva modalidad, que es la compra y venta de dólares directamente por Internet.

La proliferación de casas de cambio está relacionada con el gran volumen que se mueve en el mercado local. Entre compradores y vendedores, aproximadamente habría unas dos millones de personas que por mes participan en la actividad cambiaria. En su gran mayoría las operaciones se hacen por menos de 10.000 dólares aunque obviamente también hay transacciones más grandes.

De apenas 36 compañías dedicadas al negocio cambiario en todo el país, en poco más de seis meses del 2018 se saltó a 184 entidades autorizadas para ofrecer compra y venta de dólares, que no son bancos.

Pero más allá del volumen, el crecimiento del negocio está vinculado con una desregulación total del mercado que dispuso el año pasado el Banco Central, cuando Federico Sturzenegger era su presidente. Pero recién en marzo entró en vigencia. Básicamente, lo que hizo el entonces titular del BCRA es permitir que prácticamente cualquiera pueda abrir un negocio vinculado al cambio de moneda extranjera. Sólo hace falta una garantía de $ 500.000 para empezar a operar.

Al autorizar la apertura de nuevas casas de cambio, el BCRA explicó a principios de año que la nueva normativa busca «facilitar el acceso a turistas y del público en general a operaciones legales de cambio». Y continúa diciendo que «la actividad legal de cambio se encuentra muy subdesarrollada en la Argentina, con apenas 16 casas y 20 agencias de cambio, en comparación con -por ejemplo- Perú, que cuenta con 1.242 personas físicas y 1.045 casas de cambio, o Colombia (1,436 profesionales de cambio)».

Pero la expansión no deja de asombrar por su rapidez. De apenas 36 compañías dedicadas al negocio de cambio en toda la Argentina, la cifra saltó en lo que va de 2018 a un total de 184 entidades autorizadas, entre 159 agencias y 28 casas de cambio. La diferencia entre ambas es que las primeras pueden realizar algunas operaciones adicionales más allá del cambio tradicional, aunque no se observan grandes diferencias.

La desregulación del mercado cambiario y aparición de nuevos jugadores fue propiciada por el propio Banco Central. El objetivo es que haya más competencia y baje la brecha (o spread) en la compra y venta de divisas.
El motivo por el cual casi habían desaparecido las agencias de cambio fue que durante el cepo estaba prohibida la compra y venta de dólares. Para aliviar esas restricciones, en los últimos dos años del Gobierno de Cristina Kirchner se autorizó la compra de hasta USD 2.000 por mes, pero sólo a través de los bancos. Por lo tanto, el resto de las empresas se había quedado sin negocios y la gran mayoría cerró o se reconvirtió al negocio de turismo u otra actividad.

En el listado que publica el BCRA aparece un sinfín de compañías dedicadas al negocio. Algunas abrieron en el microcentro, sobre todo en búsqueda de turismo pero también aprovechando que se trata de un lugar tradicional. Pero muchas lo hicieron en distintos barrios de la Capital Federal, donde ya empieza a ser habitual estar caminando por una avenida comercial y que aparezca un local dedicado al cambio, algo que antes sólo se veía en el centro.

También hay muchas inauguraciones en otras zonas del país muy subatendidas en materia cambiaria. Córdoba, Rosario, Mar del Plata y Tierra del Fuego son sólo algunos de los destinos donde se abrieron locales recientemente.

También hay entidades que directamente ofrecen el negocio por Internet y luego arreglan con los clientes para efectuar la entrega de dólares «delivery» o sea directamente a domicilio.

El argumento de las agencias de cambio, y en particular las que operan on line, es que ofrecen una cotización mucho mejor para la compra y venta de dólares que la de los bancos. En general, la brecha (o «spread») de las grandes entidades es escandaloso. Por lo general llega a dos pesos por dólares, lo que representa hoy una diferencia de más de 5% sólo por hacer un «click» a través del home banking. Esa diferencia puede ser la mitad o incluso menos en el caso de las agencias que tienen los mejores precios.

Además, también les compiten de cerca a las «cuevas», compañías que ofrecen compra y venta de dólares pero sin que la operación quede registrada. Si bien muchas siguen operando en el microcentro, los controles del kirchnerismo llevaron a que muchas busquen oficinas en barrios con el objetivo de pasar más desapercibidas. Mucha gente acude a las cuevas no por una cuestión de mantener la operación en negro, sino simplemente porque no tenían otra opción cómoda.