El Gobierno admitió que se siente cómodo con el dólar a 20 pesos Y, en medio de la escalada de las últimas semanas, asegura que tiene recursos para evitar que la cotización se dispare. Hasta que lleguen las liquidaciones del agro, a partir de abril, cuando comienza el llamado trimestre dorado, donde se concentra la exportación de la cosecha gruesa. En Hacienda confían en un maná de dudosa aparición. Y en un equilibrio que, a juzgar por los números del balance cambiario del Banco Central, parece difícil de lograr.

Es que, además del ingreso de divisas del campo, en la ecuación juegan otros factores. Las ventas de los exportadores de granos son el árbol, no el bosque.

Un panorama más abarcador sugiere mirar el saldo de la balanza comercial. En 2017, la diferencia entre exportaciones e importaciones dejó un saldo negativo de u$s 8431 millones. Además debe considerarse la balanza por servicios, donde el grueso (80%) son el Turismo y los gastos con tarjeta. El neto entre viajeros que salieron al exterior y los que entraron al país dejó un quebranto de u$s 10.787 millones.

Para completar el lado de la demanda de dólares, se debe incluir la formación de activos externos, es decir, las compras netas del Sector Privado no Financiero, que el año pasado trepó a u$s 22.148 millones. Son las compras de dólares del público, que en diciembre llegaron a u$s 2441 millones, la cifra más alta desde que se terminó el cepo en diciembre de 2015.

En total, la demanda neta ascendió a u$s 41.366 millones. ¿Cómo se alimentó? Con préstamos financieros del sector privado, por un neto de u$s 11.070 millones; ingreso de divisas de no residentes para inversiones de portafolio (colocaciones financieras, tipo Lebacs) por u$s 9934 millones, y otros u$s 5849 millones de inversiones directas de no residentes.

El resto lo aportaron los préstamos netos ingresados por el sector público nacional, que permitieron un crecimiento de u$s 15.747 millones en las reservas internacionales. Aún así, el resultado del Mercado único y Libre de Cambios (MULC) fue negativo en u$s 12.410 millones.

Mirando el conjunto, la demanda se estuvo abasteciendo mayormente con crédito. Un crédito que puede estar menos disponible y seguramente será más caro en 2018, a partir de la suba de tasas en EE.UU.

El Ministerio de Finanzas se anticipó a este nuevo escenario y obtuvo u$s 9000 millones en enero. Esa puede ser la buena noticia. La mala, es que fue casi todo lo que estimaba tomar en el exterior en todo el año y son dólares que ya están en las reservas del BCRA: ¿estarán disponibles para abastecer la demanda? Y ¿en qué proporción? (Con tipo de cambio libre y flotante, los desequilibrios estructurales ajustan por precio, no por cantidad).

Por el lado comercial, se advierte la preocupación oficial para bajar el rojo, como por caso exigiendo a las automotrices que nivelen los desbalances por exceso de importaciones. Pero es apenas 9% de la merma de producción que se estima para el campo, debido a la sequía que afectó a la zona núcleo y que, solo para la soja provocará una caída de 14% a 50 millones de toneladas. El agro aportará unos u$s 3000 millones menos en esta campaña.

Habrá que estar atentos al impacto de la reciente suba del dólar en las importaciones, en un turismo que se mueve al ritmo de las 12 cuotas sin interés, o las compras de billetes del público que, aún con un precio 14% más alto que en diciembre, se estima en no menos de u$s 2200 millones.

En el corto plazo, la apuesta del mercado es nuevamente a las colocaciones en pesos, menú que incluye no solo a las Lebacs, sino otras opciones en moneda local, como bonos soberanos que ajustan por la tasa Badlar o por el CER, que sigue a la inflación. Estarían viendo que la tasa y la inflación le ganarían al dólar.

Aunque, quizás, no por un margen tan claro como en los últimos dos años. Y recalculando más seguido. El ritmo de expansión monetaria, según el M2 privado, está en torno de 30% interanual, que le pone un piso a la baja de tasas y desdibuja la meta de 15% para la inflación de 2018. Si además el tipo de cambio comienza a ser visto en términos reales, el carry trade podría convertirse en una decepción.