La perspectiva cambió en apenas quince días: los mismos inversores que, a mitad del mes pasado, presumían que el Gobierno optaría por «tensar» al máximo el tipo de cambio oficial en lo que queda del año, para luego soltarlo y devaluar en los primeros meses de 2015, esperan ahora que el recorrido sea más rápido en 2014. Apuestan así a que el dólar llegará a noviembre habiendo perforado los $ 9; y a que quedará al borde de los $ 10 el último día del año.

El pronóstico queda reflejado de esta manera en los contratos a futuro que se negocian en Nueva York sobre el tipo de cambio oficial en la Argentina (los NDF). Desde el 18 de agosto hasta hoy, la cotización esperada para el 31 de diciembre próximo pasó de $ 9,42 a $ 9,90; y para dentro de doce meses, de $ 12,35 a $ 12,50. Ahora, contrariamente a lo que se veía hace quince días, la expectativa de devaluación es mayor para 2014 que para 2015.

Este cambio abrupto en la visión del mercado se dio a partir de algunas señales que emergieron repentinamente y empezaron a preocupar: los efectos del default sobre el Banco Central, que lo obligan a vender divisas en la rueda cambiaria; el aumento de la brecha entre el dólar «blue» y el oficial por encima del 70%; la marcha y la contramarcha en las tasas de interés de Juan Carlos Fábrega y la furiosa demanda diaria de dólar ahorro que alimenta el drenaje de reservas.

La situación parece ahora más insostenible que hace sólo unos días, cuando el país discutía todavía los efectos de la cesación de pagos en la economía local. Ahora, el mercado estima que será imperioso ajustar más rápido la paridad. Si el dólar oficial llega efectivamente a los $ 9,90, tal como apuestan quienes negocian los futuros en Nueva York, el tipo de cambio habrá subido a lo largo del año casi un 45%, muy a tono con la inflación local. En la cotización de estos NDF se refleja que el ritmo de depreciación previsto sobre el peso argentino es más rápido hasta noviembre, cuando se ubica entre el 53% y el 60% anual, y que a partir de entonces se ubica en un sendero más moderado, por debajo del 50% anual.

El Gobierno se vería empujado a un ajuste cambiario más abrupto por la fuerte fuga de capitales que sufre la economía: sólo en dos días, más de 110.000 ahorristas acudieron al banco a comprar la ración de dólares que todavía le permite adquirir la AFIP para atesorar; y de las ventanillas de las sucursales salieron entonces unos u$s 82 millones.

Algunas consultoras estiman que, de prolongarse este escenario, las reservas se reducirán en u$s 4.000 millones en lo que queda del año, y que el stock podría quedar entre u$s 22.000 millones y u$s 24.000 millones