En la jornada de ayer el dólar paralelo volvió a pactarse sobre los $12, un precio que no mostraba desde finales de enero, cuando el BCRA impulsó una fuerte devaluación del peso. Los motivos del alza después de tres meses de estabilidad
Los analistas financieros coinciden en reconocer que el dólar paralelo «se despertó» en mayo. Después de tres meses de estabilidad, la divisa norteamericana retomó el camino alcista, con una evolución más significativa en el mercado paralelo, potenciada por una serie de factores convergentes.
– No hay plan antiinflacionario. El incremento de los precios minoristas de 2014 es el más elevado en 12 años, desde la salida de la convertibilidad. La devaluación del dólar oficial en enero alimentó la escalada general de precios y según el promedio de consultoras privadas y de la Dirección de Estadísticas porteña que se publica como índice Congreso, la inflación acumulada en el primer cuatrimestre ascendió a 15,78 por ciento. Este porcentaje se aproxima al rango de 17/18 por ciento si se le suma la inflación prevista para mayo, por lo cual, la divisa norteamericana toma el empuje de la suba de precios de la economía. En el recorrido de 2014, el dólar blue o libre acumula un alza de 20,3% y el dólar oficial, de 23,6%, según la cotización mayorista. En la comparación interanual, la inflación Congreso mostró un porcentaje acumulado del 39% de abril de 2013 a abril de 2014. Desde el 21 de mayo del año pasado a la actualidad, el dólar informal avanzó un 40,8% y el oficial, 53,6 por ciento.
– Se moderan las tasas de interés del BCRA. La calma cambiaria fue incentivada por tasas de interés en torno al 30%, según la referencia de las Letras y Notas del Banco Central (LEBAC y NOBAC) a fines de enero. Esta semana, la licitación de deuda de la entidad monetaria convalidó retornos del 27% que, si bien elevados, evidencian un retraso respecto de la inflación. Esta suba de tasas había impactado en un encarecimiento del financiamiento a empresas y del crédito para consumo, con consecuencias recesivas para la actividad general.
– Atraso cambiario. Después de la fuerte devaluación del peso de un 18% en enero, equivalente a una suba del dólar oficial del 22,6%, la cotización mayorista de la divisa se congeló hasta mayo. Este mes, el BCRA ya convalidó un alza de 6 centavos en este mercado, en el que se cursan las operaciones de comercio exterior. Esta percepción de atraso cambiario, traducida en la necesidad de «microdevaluaciones» diarias, fue otra señal para que se empezara a «mover» el paralelo.
– Magro crecimiento de reservas. El trimestre abril-junio es el de mayor ingreso de divisas por exportaciones del agro e industrias afines. Aunque el Banco Central logró recuperar activos por unos u$s1.200 millones en abril, ya en mayo esta tendencia se desaceleró hasta sumar menos de u$s200 millones en estas tres semanas del quinto mes del año. Al calcular un dólar de «convertibilidad», es decir, dividir la Base Monetaria ($360.459 millones) por las reservas internacionales (u$s28.307 millones), se obtiene un tipo de cambio de $12,73, según se desprende del último balance disponible del BCRA, actualizado al 7 de mayo. Aun con liquidaciones récord de las cerealeras, el superávit comercial continúa en declive este año, por el crecimiento del déficit energético y una abrupta baja de exportaciones de automotores a Brasil.
– No hay reducción real del gasto público. Los actores de la plaza financiera esperaban que a las medidas de «endurecimiento» de política monetaria del Banco Central –absorción de liquidez y tasas en alza– se las complementara, desde el Ministerio de Economía, con iniciativas para reducir el déficit fiscal –o que crezca por debajo de la inflación–, que se prolonga por tercer año consecutivo. Según la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), los subsidios a sectores económicos para gastos corrientes –principalmente energía y transporte– alcanzaron en el primer trimestre $31.547,1 millones, con un aumento del 64% respecto del mismo período del año pasado. Ante la falta de anuncios, la interpretación del mercado es que el Banco Central deberá emitir unos $100 mil millones en el segundo semestre para auxiliar al Tesoro, con la consecuente «fuga al dólar» de muchos de esos pesos excedentes. Jorge Brito, director del Banco Macro, dijo a InfobaeTV que «en contra del mercado no se puede ir, siempre se mueve por lógica y expectativas. Cuando uno mira la inflación y la tasa de interés, el dólar blue se ha movido en torno a eso».
– Suba del «contado con liqui». A diferencia de 2013, cuando la sistemática venta de bonos en dólares en cartera de la ANSeS permitió bajar los precios de activos dolarizados, con efecto de contagio sobre el dólar «blue», este año el Gobierno permitió que el «contado con liquidación» o dólar financiero evolucionara sin intervención oficial. A cambio, la AFIP permitió la apertura parcial del «cepo» cambiario, con acotadas ventas minoristas para atesoramiento, como vía para regular el precio del dólar informal. Desde el 27 de enero, esta operatoria significó una pérdida de reservas por más de 600 millones de dólares. El «liqui», cotización que surge de dividir los precios de acciones y bonos en pesos por su valor en dólares en Wall Street, avanzó un 25% desde el cierre de 2013, sobre los $11 y este incremento también repercutió en el dólar libre.
– Expectativas. El más abstracto de los términos es también el más significativo. El hombre de la calle y el inversor sofisticado creen que el dólar seguirá subiendo hacia fin de año, por cuanto hacerse de divisas hoy, aun a un valor exagerado, tarde o temprano será compensado por un incremento del billete verde. «El Gobierno no está tomando medidas para reducir la incertidumbre. Es probable un segundo semestre muy parecido al primero, con caída de la actividad económica, y caída de los salarios y las jubilaciones en términos reales», indicó el economista de la fundación FIEL Juan Luis Bour. La ausencia de financiamiento en el mercado internacional de capitales y de avances con los holdouts y el Club de París postergan un eventual ingreso de dólares frescos para dar nuevo impulso al crecimiento económico.