El retorno de un plazo fijo cayó a un mínimo desde enero y la demanda de divisas volvió a tocar un récord.

La recompensa que los argentinos reciben por mantenerse en pesos y depositar sus ahorros en el sistema financiero está ahora en el nivel más bajo desde fin de enero; e impulsa así, hasta un récord, la compra de dólares en las ventanillas de los bancos.

Según el último dato del Banco Central, la tasa de interés que pagan las entidades por los depósitos más grandes a 30 días de plazo cayó a un mínimo de 20,75% anual. Es la mitad de la inflación que miden las consultoras privadas y la Capital Federal y, al mismo tiempo, de las expectativas de devaluación que tiene el mercado sobre el peso argentino (de acuerdo con el mercado de futuros de Nueva York, que no está intervenido oficialmente). Y explica a grandes trazos por qué el sector privado prefiere proteger en dólares su dinero: sólo ayer, más de 50.000 personas compraron en el banco un récord de u$s 39 millones. Fue la cifra más alta registrada desde que, a fin de enero, fue liberado parcialmente la prohibición del Gobierno para atesorar divisas; y un 44% mayor a la del primer día hábil del mes pasado.

La moneda local pierde atractivo en la economía y el efecto más directo se siente en el vuelo hacia el dólar. Las tasas están en mínimos porque los bancos prefieren reducir preventivamente su negocio y no se esfuerzan demasiado por atraer al ahorrista. La poca demanda de crédito les deja liquidez en exceso; y el tope a las comisiones y tasas de interés los apura a reducir el fondeo más caro para mantener los márgenes de rentabilidad (es decir, aquel dinero por el que deben pagar un rendimiento, como los plazos fijos); o a replegarse con un desarme de cartera de préstamos para no dar financiamiento por debajo de los costos o quedar demasiado expuestos al riesgo. Por este comportamiento, los rendimientos de los plazos fijos ya se derrumbaron hasta 6 puntos porcentuales en los últimos cuatro meses, del 27% al 20,75% anual, y cayeron un punto porcentual durante el último mes (100 puntos básicos).

Los bancos obtienen, pese a todo, una módica recompensa para sus excedentes de liquidez porque, al mismo tiempo, el Central se esfuerza por sostener los retornos de las Lebac por encima del 27% anual para evitar una mayor fuga hacia el dólar. Las entidades prefieren entonces volcar sus pesos sobre las Letras de deuda del organismo oficial antes que salir a colocarlos a tasas de interés que por regulación llegan a ser de sólo el 38% anual (nominal) en préstamos personales; o del 58% en tarjetas de crédito.

Frente a esto, los argentinos prefieren recurrir a la compra de dólares en cualquiera de los mercados posibles: la demanda de moneda extranjera en ventanillas de las entidades marcó un récord en agosto (u$s 260 millones) y el «blue» se disparó de los $ 12,70 a los $ 14,20.

A pesar de esta mayor dolarización del sector privado, los bancos no logran retener una sola divisa en sus suscursales, y los depósitos en moneda extranjera están volviendo a caer (aún cuando la AFIP permite adquirir dólares un 20% más baratos si el ahorrista se anima a dejarlos allí por un año entero). Es una señal tangible de que el ahorrista prefiere llevar sus divisas al colchón o a una caja de seguridad -o venderlas inmediatamente en el mercado paralelo para ganar una diferencia en pesos-, antes que dejarlas en el banco y quedar atrapado en una eventual turbulencia