En temporada alta de liquidación de la cosecha, la entrada de billetes verdes funciona como «garante» para que el valor oficial pueda mantenerse en $8. Al mismo tiempo, la «millonada» de pesos que debe usar el BCRA para comprarlos dispara el paralelo. Y la brecha cambiaria no da tregua
En la larga lista de preocupaciones que afligen al equipo económico en estos días, hay un tema del que los funcionarios no hablan, pero que rankea bien alto, junto al desempleo y la caída del consumo: la vuelta a una brecha amplia entre el dólar blue y el tipo de cambio oficial.
Y es que la escapada protagonizada por el paralelo vino a romper uno de los mayores «orgullos» que ostentaba la administración K desde el volantazo que realizara en enero pasado.
Desde la devaluación que llevó el dólar oficial a $8, se había dado la situación inédita -y que contrariaba los pronósticos de los economistas más críticos- de ver una confluencia entre el precio del blue, el dólar turista y conta con liqui, entre otras «especies».
De hecho, el Banco Central pudo reducir la brecha cambiaria (oficial – paralelo) a valores cercanos al 30%.
Incluso, este último pasó a ubicarse un 4% por debajo del dólar turista (oficial más 35%), referencia que rige para quienes pagan servicios o compras con plásticos en el exterior.
Esto hacía que, por ejemplo, a principios de mayo a quienes contrataban paquetes o gastaban fuera del país les convenía pagar con billetes físicos que hacerlo con tarjeta.
También, otro referente del mercado, que es el de las operaciones de «conta con liqui» (que permiten hacerse de billetes verdes en forma legal a partir de la compraventa de bonos o acciones), mostró la mejor cara de esa convergencia. Su distancia con el blue se había reducido a tan solo un 6 por ciento.
Pero en la Argentina todo puede cambiar repentinamente y esto es justamente lo que pasó.
En los últimos días, dicha convergencia comenzó a deshacerse, desde que la pax cambiaria se alterara por una serie de factores. Entre ellos, el descenso en las tasas de interés, la oferta más acotada de billetes verdes y los rumores de pelea entre Fábrega y Kicillof.
Así las cosas, el blue escaló hasta los casi $12, mientras que el oficial se mantiene muy cerca de los $8, lo que hizo que esa brecha cambiaria que se había logrado reducir volviera a ampliarse hasta un 50 por ciento.
De la calma a las agitadas olas
Lo cierto es que en el mercado se perdió parte de esa cuota de tranquilidad que se había instalado en los meses previos (febrero, marzo y abril) y ahora la sensación es que esa laboriosa pax cambiaria que se había logrado conseguir comenzó a tambalear.
El hecho de que haya sucedido ahora sorprende a los analistas y operadores de la city porteña, que confiaban en que esa tranquilidad iba a durar al menos hasta junio, momento a partir del cual la entrada de sojadólares («garante» de la estabilidad) comenzara a mermar.
No obstante, algunos anticipaban que esta serenidad no iba a poder extenderse hasta el segundo semestre. Uno de ellos era Miguel Ángel Boggiano, CEO de Carta Financiera, que semanas atrás señaló que «el blue en la zona de $11 es algo que no podrá perdurar mucho tiempo más».
Traen calma pero también alteran
La dinámica del mercado informal es diferente a la del oficial.
Principalmente, porque el marginal es un mercado chico en el que un pequeño cambio de expectativas que impulse la demanda genera fuertes oscilaciones de precios, más allá de las tensiones por factores estacionales.
En épocas de liquidación de cosecha, cuando los productores reciben una «millonada» de pesos, suelen canalizar buena parte de ese caudal al circuito blue, lo que fogonea la demanda e impulsa su precio al alza.
Es así que, la entrada a granel de los tan ansiados sojadólares tiene dos caras, una que trae calma y otra que altera el mercado:
• Por un lado, el ingreso de billetes verdes de la cosecha (que los recibe el Banco Central) contribuye a que la entidad pueda estabilizar la cotización oficial.
• Pero, por otro, la enorme masa de pesos que debe destinar el BCRA para comprarle esos billetes verdes a los exportadores (al canalizarse una parte de los mismos al circuito paralelo) mete una fuerte presión alcista al blue.
• La combinación de ambos se traduce lógicamente en una ampliación de la brecha cambiaria.
Francisco Gismondi, economista de Empiria, es uno de los que ya había advertido que «la brecha será más difícil de mantener y se ampliará en estos meses».
Efecto tasa
Sorprende muchas veces la velocidad con la que suceden los acontecimientos en la Argentina y cómo de una situación de tranquilidad, en cuestión de días, se pasa a un panorama de tensión agravado por las fuertes disputas políticas.
También llama la atención la forma en que suelen desacomodarse en unas pocas jornadas aquellas variables que costaron tanto tiempo ordenar, como por ejemplo la brecha cambiaria.
Otros de los factores que han generado esta «vuelta a foja cero», han sido los movimientos políticos que alteraron la tranquilidad del mercado.
La «pax cambiaria» que se había logrado mantener hasta hace unos días fue apuntalada por un par de cuestiones clave.
En primer lugar, por la mayor oferta y la corriente vendedora de dólares, tras nuevas exigencias emanadas del Banco Central.
En segundo término, por los cambios impulsados por Juan Carlos Fábrega en las tasas de interés.
«La fuerte alza que habían tenido fue un gancho demasiado atractivo para inversores que -sabiendo que tras la devaluación de enero el billete verde oficial iba a permanecer estable unos meses, una suerte de seguro de cambio- aprovecharon para deshacer temporalmente sus tenencias en dólares y colocar ese dinero en plazos fijos en pesos», afirma el analista Salvador Di Stéfano.
A esto se sumaron otras cuestiones, como la caída en el nivel de actividad y problemas en la cadena de pagos, que obligaron a pesificar parte de las tenencias para hacer frente a las deudas.
Ahora, la situación es otra. El cuadro de escenario bajista propiciado por Kicillof -sumado a una inflación que se proyecta en 36% anual- le ha restado atractivo a las colocaciones en pesos y ha impulsado un mayor interés de las personas por dolarizarse.
«En lo que va del año, el dólar oficial avanzó cerca del 24% y no parece que este alza alcance para
llegar a diciembre. Por su parte, el blue comenzó a incrementarse. Con una tasa de plazos fijos que bajó al 25%, más ahorristas se vuelcan al billete verde», señala Di Stéfano.
Facundo Martínez, economista jefe de M&S, sostiene que «este adelanto en la escapada del blue es consecuencia de una política monetaria ineficaz: se aplicó un medicamento cuyo efecto duró menos de lo que el Gobierno esperaba».
El hecho de que Fábrega haya subido el dólar oficial fue interpretado por el mercado como el arranque de un movimiento alcista. «Eso hizo que varios inversores quieran anticiparse y salgan a comprar», afirma Fausto Spotorno, director de la consultora Orlando Ferreres.
Existe otro factor adicional que ha incidido, quizás tanto o más, que los anteriores: la pelea entre Kicillof y Fábrega. Pese a haber sido negada desde el Gobierno, sumó incertidumbre al mercado y repercutió en la cotización del dólar paralelo.
Blue no, dólar bolsa sí
La evolución del blue guarda relación directa con la del «conta con liqui».
Esto es así porque, en la práctica, son las dos vías más utilizadas para hacerse de billetes verdes, si bien una es legal y la otra no.
«El conta con liqui es primo del blue, por lo que ambas cotizaciones tendrían que volver a converger, ya que son los canales para aquirir divisas», afirma Spotorno.
Si bien operar en el blue es ilegal, su precio se constituye en una clara referencia para el mercado de bonos. A modo de ejemplo puede tomarse lo que sucede en el caso del Boden 2015:
• Este título en pesos vale $1.093.
• Se puede vender en dólares a u$s95,5.
• Esto arroja un valor implícito u$s11,44.
• Con las comisiones pagadas a los operadores trepa a u$s11,65.
Esta alternativa para hacerse de dólares es totalmente legal, porque se efectúa con fondos bancarizados y a través de la bolsa. Es por ello que el Boden 2015 es ampliamente demandado, al igual que el Bonar X.
No por casualidad ambos papeles son los más negociados en la plaza.
Dólar de convertibilidad y blue
Cuando se habla del futuro del blue, los analistas coinciden en afirmar que en principio tenderá a copiar la evolución del llamado «dólar de convertibilidad».
Este indicador surge de dividir los pesos que circulan en la economía por los dólares que hay de respaldo en las reservas del Banco Central.
Pese a que desde el Gobierno fustiguen este comparativo (argumentando que esa relación sólo tenía sentido en el régimen del 1 a 1) lo cierto es que los inversores lo siguen y muy de cerca.
De hecho, ambos tuvieron recorridos similares desde la instauración del cepo, lo que es interpretado por analistas como una prueba evidente de lo importante que es este último como referencia para el primero
El resultado actual que arroja esta correlación, en base a los últimos datos publicados por el Banco Central, es de un precio teórico del orden de los $12,50 por cada dólar.
En momentos de alta tensión cambiaria y caída de reservas podría superar este valor, por lo que no sería descabellado pensar que vuelva a tocar los $13 hacia finales de año, cuando deban usarse reservas para pagar vencimientos y los sojadólares lleguen en menor cantidad.
De hecho, ya tocó esa cifra en enero pasado, cuando el BCRA perdió casi u$s1.500 millones sólo en ese mes.
Para Martínez, el dólar tiene una «clara tendencia alcista de fondo, ya que el déficit fiscal persiste y no hay indicios de que vaya a resolverse».
En la misma sintonía, Spotorno cree que el dólar de convertibilidad va a subir, «porque se necesitarán más pesos para afrontar el gasto público, con una inflación en alza».
Es de esperar que la presión en el mercado cambiario no ceda e incluso que aumente en el segundo semestre.
Es que a partir de ese momento el Gobierno deberá enfrentar vencimientos de deuda y la lluvia actual de sojadólares comenzará a mermar y se transforme en una leve llovizna.