Cual es el escenario mundial del euro frente al dólar en los próximos meses ? Seguirá en caida la moneda estadounidense frente a su par europeo ?

Previo a la reunión del Banco Central Europeo (BCE), llevada a cabo el jueves 25 de enero pasado, las mayores expectativas se hallaban focalizadas en la visión de la entidad respecto al actual escenario económico de la región, su posición en relación al futuro de la política monetaria -especialmente respecto a las «medidas no convencionales» de tasa cero e inyección monetaria- como así también en la opinión del banco vis a vis la fuerte valoración del euro frente al dólar que se venía dando desde mediados del 2017.

El presidente de la entidad -Mario Draghi- reafirmó su optimismo respecto a una economía fuerte, que está creciendo a su mayor registro de los últimos años (1,8%) pero que aún no ha logrado alcanzar la meta de una inflación «cercana pero por debajo del 2% anual». Y mostró su satisfacción por el éxito de su estrategia de medidas «no convencionales». Hasta aquí, nada nuevo.

Dicho esto, se esperaba con suma atención cuál sería la visión de la entidad respecto a la fuerte revaluación del 20% del euro frente al dólar, iniciada en abril de 2007 cuando la cotización era de 1,040 dólar por euro. Más grave aún, este proceso de revaluación se aceleró a partir del corriente año en un 3,5%; alcanzando el tipo de cambio un valor de 1,245.

La posición de Draghi fue muy clara; en efecto fue más allá de reiterar que la entidad no fijaba metas de tipo de cambio, manifestó que -dada su importancia respecto a la competitividad de las exportaciones y el nivel de inflación- el banco monitoreaba permanentemente el ratio dólar/euro. A este respecto, detalló que parte de la suba del euro («pero no toda») se explicaba por el fortalecimiento de la economía de la zona euro; dando a entender que -desde el punto de vista de los «fundamentals» macroeconómicos- su valor actual estaba relativamente sobrevalorado.

A partir de esta argumentación, agregó que efectivamente -además de la racionalidad económica- a la fecha existían también factores exógenos que afectaban el tipo de cambio; especialmente «la comunicación de otros agentes que no forman parte de la entidad (sic) y que realmente impactan en los flujos del mercado de divisas y, por ende, en el valor del tipo de cambio». Sin nombrarlo en forma explícita, sin duda se estaba refiriendo a las declaraciones del secretario del Tesoro de EE UU Steven Mnuchin, el cual -imprudentemente- al inicio de la reciente reunión de Davos afirmó que «un dólar débil es bueno para la competitividad de mi país y, por lo tanto, para mejorar los niveles de actividad y la generación de empleo». La reacción lógica del mercado fue acelerar aún más la revaluación del euro.

En síntesis. El BCE, además de reiterar su visión positiva de la economía y comprometerse a mantener las medidas no convencionales, dejó en claro que -si bien la entidad no definía metas del tipo de cambio- debido a su impacto en los niveles de competitividad e inflación, el valor del mismo iba a ser «permanentemente monitoreado». Queda claro que respecto al tipo de cambio, y a pesar de la acostumbradas y falsas desmentidas del presidente Trump- existen posiciones claramente opuestas entre el BCE – que considera que una parte de la actual valuación del euro se debe a factores exógenos a los «fundamentals» – y la Secretaría del Tesoro de los EE UU que aboga por un dólar débil.

¿Prevalecerán los «fundamentals» económicos o, por el contrario, tendrá mayor peso o se desvanecerá la posición de «dólar débil» de EE.UU? Este escenario de posiciones enfrentadas no ha hecho más que aumentar la incertidumbre del mercado sobre la futura tendencia del tipo de cambio, con todas las consecuencias negativas que ello implica.